Esta va a ser la primera de las entradas que vamos a dedicar a Granada, y la vamos a publicar justo el Viernes Santo del 2020, un día de especial significación para la ciudad, y uno de los días grandes de la Semana Santa Granadina, que por desgracia este año 2020 se ha visto truncado por la pandemia que afecta a todo el planeta y que aquí en España nos tiene confinados en nuestros domicilios y con todos los actos de Semana Santa cancelados.
Por eso tiene especial significación para nosotros recordar el Viernes Santo que vivimos el año pasado y que vamos a recordar junto con todos vosotros con unas referencias a las hermandades que hubiesen procesionado en este día y un video sobre cómo se vivió el pasado año uno de los días grandes de Granada.
Comenzamos con la presencia de la Legión a las 12 de la mañana en la Parroquia de San Juan Letrán, donde un centenar de legionarios desfilaron y cantaron su himno «El Novio de la Muerte» ante el paso del Stmo Cristo de la Buena Muerte.
Por la tarde vimos el paso de las hermandades desde la Carrera Oficial, itinerario común a todas las procesiones que incluye la Calle Ángel Ganivet, Puerta Real, C/ Alhondiga, C/ Jaudenes, Plaza Pescadería y Plaza de las Pasiegas por donde entran a la Catedral, os dejo un mapa del recorrido oficial, que no varía de un año a otro.
Las cofradías que procesionan en la tarde de Viernes Santo son:
FERVOROSA COFRADÍA DE PENITENCIA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y NUESTRA SEÑORA DEL AMOR Y DEL TRABAJO. (FERROVIARIOS). Iglesia Parroquial de San Juan de Letrán (Dos Pasos).
HORARIO.- Salida, 16.30 horas; Regreso a su Templo de la Cruz Guía, 23.50 horas; Paso Cristo, 00.20 horas madrugada; Paso Virgen 00.30 horas madrugada.
ITINERARIO.- Avenida de la Constitución (Paseo central) Gran Vía (17.25 horas), Plaza de Isabel la Católica (18.30 horas), Pavaneras, Plaza de San Juan de la Cruz, San Matías, (19.10 horas) Plaza de Mariana Pineda, Ángel Ganivet (Tribuna Oficial), Puerta Real de España, Recogidas, Alhóndiga, Jáudenes, Marqués de Gerona, Plaza de las Pasiegas, Santa Iglesia Catedral, Cárcel Baja, San Jerónimo,(22.20 horas), San Juan de Dios (estación ante la Basílica, 22.50 horas), Avenida de la Constitución (Paseo central) (23.15 horas), a su Templo.
VENERABLE, MUY ANTIGUA E ILUSTRE HERMANDAD SACRAMENTAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ Y COFRADÍA DE PENITENCIA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LOS FAVORES Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA MISERICORDIA CORONADA. Iglesia Parroquial de San Cecilio (Dos Pasos)..
HORARIO.- Salida, 18.55 horas; Regreso a su Templo de la Cruz Guía, 00.10 horas, Paso Cristo, 00.25 horas madrugada; Paso Virgen 00.55 horas madrugada.
ITINERARIO.- Placeta del Santísimo Cristo de los Favores, Plaza de San Cecilio, Cuesta de San Cecilio, Campo del Príncipe (lateral derecho), Misericordia Coronada, Molinos, Plaza del Realejo, Portería de Santo Domingo, Plaza de Santo Domingo, (19.40, Ancha de Santo Domingo, Jesús y María, San Matías, Plaza de Mariana Pineda, Ángel Ganivet (Tribuna Oficial), Puerta Real de España, Recogidas, Alhóndiga, Jáudenes, Marqués de Gerona, Plaza de las Pasiegas, Santa Iglesia Catedral, Cárcel Baja, Pasaje Diego de Siloé, Gran Vía de Colón, Plaza de Isabel la Católica, Padre Suárez, Pavaneras (22.20), Santa Escolástica, Plaza de Fortuny, Plaza del Realejo, Santiago,(23.10 horas), Jarrería, Molinos, Huete, Campo del Príncipe (lateral Facultad de Arquitectura), Cuesta de San Cecilio, Placeta del Santísimo Cristo de los Favores, a su Capilla
PONTIFICIA, REAL, MUY ILUSTRE HERMANDAD ESCOLAPIA Y COFRADÍA DE NAZARENOS DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN, MARÍA SANTÍSIMA DEL MAYOR DOLOR Y SAN JOSÉ DE CALASANZ. Iglesia Parroquial de San José de Calasanz (Dos Pasos).
HORARIO.- Salida 19.15 horas; Regreso a su Templo de la Cruz Guía, 01,00 horas madrugada; Paso Cristo, 01.20 horas madrugada; Paso Virgen 01.55 horas madrugada.
ITINERARIO.- Iglesia de San José de Calasanz, Paseo de los Basilios, Puente Romano (19.30 horas), Plaza del Humilladero, Carrera de la Virgen (Paseo Central Basílica de N. Sra. de las Angustias, (20.20 horas), Plaza del Campillo, Plaza de Mariana Pineda (20.45 horas), Ángel Ganivet (Tribuna Oficial), Puerta Real de España, Recogidas, Alhóndiga, Jáudenes, Marqués de Gerona, Plaza de las Pasiegas, Santa Iglesia Catedral, Cárcel Baja, Plaza de la Romanilla, Capuchinas, Plaza de la Trinidad, Alhóndiga (por giro con Tablas (22.40 horas), Recogidas, San Antón, San Marcos (00.10 horas), Plaza General Emilio Herrera, Callejón de Arenas, Acera del Darro, Puente Romano (00.35 horas), Paseo de los Basilios a su Templo.
PONTIFICIA, REAL E ILUSTRE HERMANDAD DEL SANTO SEPULCRO Y NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DEL CALVARIO. Iglesia Parroquial de San Gil y Santa Ana (Dos Pasos)
HORARIO.- Salida, 20.15 horas; Regreso a su Templo de la Cruz Guía, 00,00 horas madrugada; Paso Cristo, 00.10 horas madrugada; Paso Virgen 00.25 horas madrugada.
ITINERARIO.- Plaza de Santa Ana, Plaza Nueva (20.40 horas), Reyes Católicos, Sancti Spiritus (20.25), Pavaneras, Plaza de San Juan de la Cruz, San Matías (21.00) Plaza de Mariana Pineda, Ángel Ganivet (Tribuna Oficial), Puerta Real de España, Recogidas, Alhóndiga, Jáudenes, Marqués de Gerona, Plaza de las Pasiegas, Santa Iglesia Catedral, Cárcel Baja (23.20 horas), Gran Vía de Colón, Cárcel Baja, Elvira, Hospitalicos (23.45), Plaza Nueva, Plaza de San Gil y Santa Ana, a su Templo.
PONTIFICIA Y REAL COFRADÍA Y HERMANDADDE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD Y DESCENDIMIENTO DEL SEÑOR. Monasterio de San Jerónimo (Dos Pasos).
HORARIO.- Salida 19.00 horas; Regreso a su Templo de la Cruz Guía, 00.25 horas madrugada; Paso Cristo, 00.35 horas madrugada; Paso de Virgen 01.00 horas madrugada.
ITINERARIO.-Atrio del Real Monasterio de San Jerónimo, Rector López Argüeta, San Juan de Dios, San Jerónimo, Arandas, Plaza del Boquerón, Santa Paula, (20.10 horas ), Plaza de San Agustín, Plaza Villamena, Pasaje Diego de Siloé (20.45 horas), Gran Vía, Plaza Isabel La Católica, Padre Suarez, Plaza San Juan de la Cruz, San Matías (21.25 horas), Plaza de Mariana Pineda, Ángel Ganivet (Tribuna Oficial), Puerta Real de España, Recogidas, Alhóndiga, Jáudenes, Marqués de Gerona, Plaza de las Pasiegas, Santa Iglesia Catedral, Cárcel Baja, San Jerónimo, Rector López Argüeta (00.05 horas madrugada), Atrio del Real Monasterio de San Jerónimo, a su Templo
Desde Maleteando.es queremos felicitaros por las Fiestas Navideñas, desearos una buena entrada de año, y que en este 2020 que está por comenzar nos acompañéis en las nuevas andanzas que tenemos proyectadas.
Ultima de las etapas de nuestro Road Trip por Portugal, ya iniciando el regreso salimos desde Lisboa nos separan de Evora casi 140 km. sobre hora y media de camino. Llegamos al hotel que tenemos reservado, y nos dicen que la habitación no estará disponible hasta las 15 h., no entiendo que cada vez alargan más la hora de entrada en los hoteles, de seguir así van a entregar las habitaciones después de la cena.
Dejamos el coche y andando entramos en el casco histórico, Evora no es una ciudad grande, y se puede recorrer a pie perfectamente, aunque hay turismo no tiene las aglomeraciones de otros lugares en Portugal, lo que hace que sea un buen sitio para descansar del trajín que solemos llevar en nuestras visitas pero con los sitios de interés suficientes como para no aburrirte.
Nuestra primera visita ya que nos pilla de camino es la iglesia de San Francisco y su famosa capilla de los huesos, cuando llegamos no se podía acceder a la iglesia ya que estaban oficiando misa, y entramos directamente a visitar la capilla de los huesos y el museo, se saca la entrada para ambas cosas por 4 Euros.
El museo si ser espectacular resulta agradable de visitar contiene obras de arte sacro del antiguo convento de la orden y de otros cercanos.
Se sube hasta la parte alta de la iglesia desde donde se tiene una panorámica de la ciudad y una exposición de belenes bastante amplia.
Otra vez en la parte inferior entramos a la Capilla de los Huesos, motivo principal de la visita.
La Capilla de los huesos fue construida en el siglo XVI por un fraile franciscano quien, bajo el espíritu de la Contrarreforma de la región, quería llevar a sus hermanos hacia la contemplación y transmitir un mensaje sobre el carácter efímero y transitorio de la vida. Esto está claramente expresado en la inscripción que se puede leer en su entrada:
Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos.
La Capilla de los Huesos de Évora es una capilla lateral de la iglesia de San Francisco y recibe su nombre porque todos sus muros de sus tres pequeñas salas están cubiertos de calaveras y huesos humanos, como imagen de lo efímera que es la existencia terrenal. Su construcción data del siglo XVI. La capilla tiene un acceso lateral por un patio de la iglesia y hay que pagar entrada para contemplarla.
Las paredes de la Capilla de los Huesos y los ocho pilares que la constituyen están recubiertos con huesos y cráneos humanos, cuidadosamente colocados, unidos por cemento. Las bóvedas son de ladrillo revocado a blanco y pintadas con motivos que simbolizan o aluden a la muerte. Además de las osamentas, la Capilla de los Huesos está también decorada con estatuas cariz religioso y una pintura estilo renacentista y barroco.
La visita de la capilla lleva poco tiempo, el macabro escenario junto con la inscripción de la entrada hace honor a su nombre, resulta un tanto llamativo la colocación de tantos huesos y claveras humanas hasta conseguir una edificación religiosa.
Continuamos nuestro recorrido llegando hasta la Praça do Giraldo, punto central de la ciudad, rodeada de soportales y con varias terrazas para sentarse a comer o tomar algo, si bien ese día hacia bastante calor como para estar al sol en la plaza.
Continuamos para visitar otro de los puntos importantes y que más turismo atrae a la ciudad, sus ruinas romanas.
Monumentos romanos en Évora De la época romana, lo más representativo son las ruinas del templo romano, situado en la Plaza Conde Vila Flor (en pleno centro de la ciudad), que datan del siglo I y- por conservación y características- es único en Portugal. El templo no se conserva entero, sino tan sólo una serie de columnas, pero es suficiente como para hacerse una idea de cómo sería el edificio original. Es uno de los emblemas de Évora.
Aunque el Templo romano de Évora a menudo es llamado templo de Diana, no hay ninguna prueba arqueológica que asocie al templo con la divinidad romana. Esta asociación es únicamente fruto de una leyenda creada por un sacerdote portugués en el siglo XVII. En realidad, lo más probable es que el templo fuera construido en honor a César Augusto, que fue venerado como dios, durante y después de su gobierno. El templo fue construido en el siglo I a.c., en el Foro de Évora (entonces llamada Liberalitas Iulia), y modificado en los siglos II y III. El templo fue destruido tras la invasión de Évora en el siglo V, durante las invasiones bárbaras. En la actualidad solo quedan vestigios del foro en una plaza abierta presidida por la Catedral y el Palacio de Don Manuel.
De la época romana quedan también algunos restos de la muralla original de la ciudad, a la que se llama la Muralla Antigua para no confundir con la muralla medieval. Quedan también los restos de las termas romanas del siglo III.
Continuamos con la visita de la Catedral, a la que hay que pagar para acceder, hay varios tipos de entrada, cogimos la de la catedral, el claustro y el museo o tesoro por 4 Euros. Otra entrada por 3 € más incluye la subida a la torre y su vista panorámica desde la terraza, pero entre el calor que hacia los más de 130 escalones, y que las vistas de la ciudad tampoco podían aportar más a lo que habíamos visto lo dejamos para mejor ocasión.
La principal iglesia de Évora es su Catedral, construida entre los siglos XIII y XIV, que es uno de los edificios de estilo gótico más importantes de la ciudad. Destacan las esculturas de su pórtico y su claustro.
Con aspecto de fortaleza, como muchas de las catedrales portuguesas, la Catedral de Évora es el templo medieval más importante de los que hay que ver en Évora. Se trata de un edificio marcado por la transición entre el estilo románico y el gótico.
El templo ha sido objeto de distintas reformas y ampliaciones desde su primitiva construcción. Entre 1317 y 1340 se le incorporó el claustro de puro estilo gótico, en los siglos XV y XVI se añadieron el coro alto, el púlpito, el baptisterio y la capilla de Nuestra Señora de la Piedad, también conocida como Esporão, de estilo manuelino, por último en la primera mitad del siglo XVIII, se construyó en estilo barroco la capilla mayor.
La catedral de Évora, construida en su fase inicial entre 1280 y 1340, fue ejecutada siguiendo el modelo de la planta de la catedral de Lisboa, que había sido construida en la segunda mitad del siglo XII en estilo románico. Los constructores de la catedral de Évora, como sucede en la de Lisboa, diseñaron un templo de cruz latina, con tres naves siendo la central de una mayor altura que las dos laterales. El acceso al tejado se realiza mediante la torre de las campanas, pero hay que estar en forma para trepar por su estrecha escalera en espiral, que cuenta con 135 escalones.
Una vez terminada la visita a la catedral pasamos de lo divino a lo humano, y nos fuimos a comer y para despedirnos de Portugal que mejor que una triada de bacalao.
De regreso al hotel paramos en una de sus muchas terrazas repartidas por el casco antiguo, y donde es una delicia relajarse tomando un exquisito café.
De vuelta en el hotel descansamos esquivando el calor de la tarde que parecía de pleno verano, y una vez anochecido salimos a dar una paseo y cenar aprovechando para ver algunos edificios iluminados.
Ya una vez que desaparece el turismo las calles de Evora se vuelven mucho más tranquilas y da gusto pasear y cenar en alguna de sus terrazas, aprovechamos también para despedirnos con un café y unas natas, ya que aquí terminamos nuestra andadura por Portugal, con muy buenas sensaciones y recomendando un viaje tipo Road Trip para conocer un país que en nuestro caso por vecino y cercano no le dedicas el tiempo que merece, visitándolo en escapadas cortas, pero que desde luego vale la pena hacerlo a fondo como hemos tratado en este Road Trip.
Nos despedimos de Portugal y a ver que nos depara en el futuro Maleteando, con muchos proyectos todavía por delante. Un saludo a todos los que nos seguís y si tenéis cualquier pregunta no dudéis en contactar con nosotros que estaremos encantados de en base a nuestra experiencia ayudaros en lo posible.
Ultima entrada de nuestra visita en Lisboa, aquí vamos a condensar las visitas que realizamos los dos últimos días, ya que hacerlo por separado sería alargar demasiado las entradas, y uno de los días estuvo casi toda la mañana lloviendo lo que nos condicionó bastante en los sitios que teníamos pensados para visitar.
Así que os ponemos el recorrido que sería más lógico y estaba planeado, lo primero es el Castillo de San Jorge, para subir hasta el castillo la forma más cómoda que hay es usar el autobús 737, ya que te deja en la misma entrada al castillo, aunque hay otras formas para ahorrarte la pesada subida y que comentaremos más adelante.
Para esto nos desplazamos en metro hasta la plaza Figueira, junto a la plaza Rossio, con su parada de metro, de aquí sale también el famoso tranvía 28, aunque no tiene nada que ver ya que el tranvía tiene una enorme cola para subir, te deja mucho más abajo y es bastante más caro, desde luego por comodidad lo mejor es este autobús.
Cuando llegamos había ya una pequeña cola para comprar las entradas y acceder al Castillo, pero va bastante rápida y enseguida estábamos dentro, Horario: 09:00 a 21:00 (marzo-octubre) Precio: Adultos: 10€.
Se accede a una explanada que es el mirador donde hemos encontrado las mejores vistas sobre Lisboa, en ninguno de los otros miradores que hemos visitado hay vistas como las que encontramos en el castillo.
Castillo de San JorgeAntiguamente se lo conoció como Castelo dos Mouros, pues se trataba de una fortificación musulmana reconquistada a mediados del siglo XII por Alfonso Henríquez, primer rey de Portugal, tras un cerco de tres meses y con ayuda de los cruzados (de ahí su nombre, pues muchos de ellos profesaban devoción al mártir San Jorge).
Durante el siglo siguiente, al constituirse Lisboa como capital del reino, y hasta mediados del XVI, el Castillo de San Jorge vivió su período de máximo esplendor, pues reconvertido en Palacio Real fue testigo de acontecimientos históricos como la recepción de Vasco de Gama a su regreso de la India. Tras el terremoto de Lisboa de 1755, el castillo quedó en ruinas y no se comenzó a restaurar hasta el siglo XX.
El resto de la visita al Castillo desde luego es prescindible, un paseo por sus almenas que no mejora las vistas que hay en la explanada principal, una especie de espectáculo con vistas en 3D, al que no entramos ya que se hace en varios idiomas y no nos coincidían los horarios, unas ruinas de un antiguo palacio y asentamientos anteriores en las que hay que tener mucha imaginación y poco más.
Las vistas desde luego que valen la pena, pero no sabemos si tanto como para justificar los 10 eurazos de la entrada, desde luego todas las visitas a monumentos públicos en Portugal están bastante subidas de precio, no solo en Lisboa sino a lo largo de todas las ciudades que hemos visitado, nos ha parecido que los precios están un poco sobre elevados, sobre todo para el nivel de vida de Portugal.
Una vez terminada la visita al castillo nos dirigimos atravesando parte del famoso barrio de Alfama hasta la siguiente de las visitas, y aquí hay una cosa curiosa, cuando bajas del castillo encuentras una entrada que en ese momento tenía cerrado el portón grande y solo se accedía por una puerta pequeña indicado palacio de Belmonte.
El palacio no se visita, o por lo menos nosotros no lo hicimos, pero ese es el camino para bajar hacia el barrio de Alfama y ahorrarte una hermosa vuelta, la imagen superior es la puerta de salida del recinto del palacio, y al encontrar la otra de color rojo cerrada induce a error siendo ese el camino correcto.
Paseamos por Alfama hasta nuestra siguiente visita la Iglesia y el Monasterio de San Vicente de Fora, una de las visitas que sin que esté especialmente recomendada a nosotros desde luego nos parece de los lugares imprescindibles en Lisboa.
La iglesia o monasterio de San Vicente de Fora es una iglesia de Lisboa dedicada a San Vicente, proclamado patrón de la ciudad en 1173, cuando sus reliquias se transfirieron del Algarve a una iglesia fuera de las murallas de la ciudad.
Diseñado por el arquitecto Italiano Filippo Terzi y el español Juan de Herrera fue terminado en 1627, la iglesia presenta una fachada monumental, sobria y simétrica, con torres a cada lado y las estatuas de los santos Agustín, Sebastián y Vicente sobre la entrada. Dentro, sobresale el baldaquino barroco de Machado de Castro, por encima del altar, flanqueado por estatuas de madera de tamaño natural.
La entrada a la iglesia es libre, y junto a esta se encuentra la entrada al monasterio, son 5 € por persona pero desde luego vale la pena más que otras visitas mucho más caras, estábamos sacando la entrada cuando se acercó una pareja no muy convencida y le preguntó al hombre de la taquilla que había que ver en el interior, contestándole que es una de las mejores visitas que podían hacer, ver una cisterna muy bien conservada del siglo XVI, el tesoro del monasterio, la mejor colección de azulejos de Portugal, el Panteón de los reyes de la casa Bragança, y una preciosas vistas desde la terraza. Y no les engañó en nada, pero no debió convencerlos porque no entraron.
El antiguo monasterio agustiniano adyacente, con acceso por la nave, conserva su cisterna del siglo XVI y vestigios del antiguo claustro, pero es más visitado por sus azulejos del siglo XVIII. Entre los paneles de la entrada, junto al primer claustro, están representadas escenas de ataques de Alfonso Enríquez a Lisboa y Santarém. Alrededor de los claustros, los azulejos, con escenas rurales, rodeados por dibujos florales y querubines, ilustran las fábulas de La Fontaine. En el antiguo convento profesó como religioso san Antonio de Padua.
Desde luego que es una visita más que recomendable, solo por la cantidad de murales de azulejo portugués que se exponen, la mayor colección del mundo desde luego, hay cientos de murales de azulejos, tanto integrados en las paredes del monasterio como en una exposición en la planta superior.
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Otra de las cosas que más nos llamó lo atención por lo poco conocido es el Panteón de la casa real de Bragança, aunque no está muy cuidado el refectorio del convento donde se ubica, la cantidad de reyes allí enterrados y los sarcófagos dignos de una importante casa real hacen de esta visita más que recomendable.
Panteón de los Braganza. En la parte trasera de la iglesia, un pasaje lleva al viejo refectorio, transformado en panteón de los Braganza en 1885. En él están casi todos los sarcófagos de piedra de los monarcas de esa dinastía, desde Juan IV de Portugal, que murió en 1656, hasta Manuel II, el último rey de Portugal. Solo faltan María I , Pedro IV, Miguel II de Portugal y descendencia. Una estatua de mujer rezando se encuentra junto a los túmulos de Carlos I de Portugal y de su hijo Luis Felipe, asesinados en la Praça do Comércio (Lisboa) en 1908.
Continuamos la visita del Monasterio, que te lleva casi dos horas, y que incluye aparte de lo citado el claustro, una preciosa capilla, y subir hasta la terraza con unas buenas vistas sobre Lisboa, pena que la lluvia nos impidió dedicarle el tiempo que merecía.
Se tienen muy buenas vistas sobre el Panteón y el barrio de Alfama, pero la pertinaz lluvia nos dejó poco tiempo para disfrutarlas.
El Panteón Nacional de Lisboa era conocido antaño como Iglesia de Santa Engracia. Esta gran construcción barroca comenzó a construirse a finales del XVII y se terminó del todo… en 1966. De ahí que los portugueses comparen cómicamente cualquier proyecto extendido en el tiempo con las obras de Santa Engracia.
En el lugar donde hoy se levanta el Panteón Nacional había, desde el siglo XVI, una iglesia de la que actualmente ya no queda prácticamente nada, pues poco después de ser arrasada por un temporal se colocaron sobre ella las primeras piedras del que sería Panteón Nacional.
Desde principios del siglo XX, este imponente edificio ejerce como panteón, siendo lugar de entierro para portugueses célebres como Amália Rodrigues, los presidentes de Portugal, o João de Deus. Además, alberga los cenotafios de otros lusos de prestigio como Vasco de Gama o Luis de Camôes.
Un mirador excepcional, Lo más destacable de la arquitectura del panteón es su gran cúpula blanca, que sobresale majestuosa entre los tejados de Alfama y que puede contemplarse desde algunos de los miradores del barrio, como el Mirador de Santa Lucía.
Para subir hasta la terraza y poder contemplar las vistas hay una cómoda escalera y 181 peldaños, todo bastante bien indicado.
Ese día había un famoso mercado a los pies del Panteón parecido al rastro de Madrid y donde se puede encontrar de todo, artesanía, objetos de segunda mano y un sin fin de artículos, no pudimos dedicarle tiempo al mercado, se veía bastante extenso y muy concurrido.
La cúpula del Panteón Nacional destaca sobre el resto de edificios. En el interior puedes ver la otra cara de la cúpula, revestida de mármol policromo, y coronada por un cimborrio que inunda de luz todo el complejo.
Desde el Panteón cogemos el famoso tranvía 28 de bajada hasta la zona de plaza Comercio, aunque lleno por lo menos no iba a reventar como lo habíamos visto en otras ocasiones, para pagar se usa la tarjeta de transportes Viva Viagem, os dejamos pequeño vídeo de la subida hasta el castillo con el autobús 737 (bastante espectacular por donde se mete), y la bajada con el tranvía 28.
Nos acercamos hasta la estación marítima de Cais do Sobre, desde donde salen los ferrys que te cruzan a la zona de Calcilhas por 0,77 €, se paga también con la viva viagem.
Salen con mucha frecuencia dependiendo de los horarios hasta 10 minutos entre uno y el siguiente, y cruzar el tajo son unos 15 minutos y ya sales en la estación marítima de Calcilhas, junto a donde se encuentran la zona de restaurantes, ya que es un lugar muy visitado para comer pescado y marisco, con fama de buenos precios y gran calidad.
Nada más salir de la estación marítima nos dirigimos hacia la izquierda y está una especie de estación de autobuses al aire libre con gran cantidad de líneas, la que nos interesa la 101, está muy cerca del faro de color rojo que se ve.
Este autobús con un precio de 1,45 €, se paga a bordo, y no sirve la tarjeta Viva Viagem, te deja en el final del recorrido junto a la entrada de la siguiente de nuestras visitas el Cristo Rey de Lisboa.
Cristo Rey de Lisboa Con sus más de 28 metros de altura, el Cristo Rey de Lisboa nos recibe en la ciudad con los brazos abiertos y nos recuerda, inevitablemente, al emblemático Cristo Redentor de Río de Janeiro. De hecho, se creó inspirado en el mismo y no al revés, al contrario de lo que muchos piensan.
El origen de esta construcción se remonta a 1934, cuando el entonces Cardenal de Lisboa viajó a Río de Janeiro y quedó tan impactado por el Cristo Redentor que a su vuelta a Portugal comenzó a recaudar fondos para erigir en Lisboa un monumento similar, el Cristo Rey. No fue hasta finales de los cincuenta cuando se consiguió concluir la obra, que simboliza la paz y el agradecimiento a Dios por haber mantenido a Portugal al margen de los estragos de la Segunda Guerra Mundial.
El Cristo Rey sería finalmente esculpido sobre el estuario del Tajo, en la localidad de Almada, por Francisco Franco de Sousa. Sus cuatro pilares representan los puntos cardinales y su interior alberga la Capilla de Nossa Senhora da Paz y un ascensor que nos permite subir al mirador para contemplar una estupenda panorámica del puente 25 de Abril y de Lisboa, con un alcance de hasta 20 km.
En 2007 se colocó frente al monumento la llamada Cruz Alta, procedente del Santuario de Fátima. Actualmente tiene un albergue para peregrinos, varias salas de conferencias y una cafetería donde los visitantes pueden parar a descansar.
La zona estaba en obras aunque se puede visitar perfectamente, en el interior del monumento hay una iglesia, y en la parte superior una capilla, para subir se paga 5 € para usar el ascensor, y luego hay varios tramos de escaleras la ultima parte bastante estrecha.
Se sale a una terraza que rodea el Cristo con vistas maravillosas a 360º.
Os dejamos un vídeo con las vistas que incluye un pequeño time laps que grabamos a los pies del Cristo con sus maravillosas vistas sobre el Puente 25 de Abril.
Dejamos el santuario y en el mismo autobús 101 volvemos a Calcilhas, aprovechamos la zona para comer algo, y con el ferry de nuevo hasta Cais do Sobre y desde ahí por el animado paseo que bordea en río hasta la plaza Comercio.
Aquí comenzamos un tour a pie guiado, escogimos de la variada oferta que incluye algún Free Tour, el del barrio de Alfama, (recomendable pero no imprescindible), al ser de los lugares más típicos de Lisboa, con un coste de 14 € por persona es un paseo por la historia de este famoso barrio y de la ciudad de Lisboa, https://www.neweuropetours.eu/es/sandemans-tours/lisboa/tour-de-alfama/
Arrancamos desde la Plaza Comercio En 1511, D. Manuel I cambió su residencia desde el Castillo de San Jorge a este lugar al lado del Tajo. Este palacio y su biblioteca con más de setenta mil volúmenes fue destruido por el Terremoto de Lisboa. En la reconstrucción, la plaza se convirtió en elemento fundamental de los planes del Marqués de Pombal. Los nuevos edificios, con arcadas rodeando la plaza están ocupados actualmente por ministerios.
Después de la Revolución de 1910 los edificios fueron pintados de rosa, el color republicano, en contraposición al amarillo real en que estaban pintados. El lado sur, con sus dos torres cuadradas, está mirando al Tajo. Esa fue siempre la mejor entrada de Lisboa, donde llegaban los embajadores y la realeza. Para desembarcar utilizaban unos escalones de mármol. Todavía es posible ver esa entrada a Lisboa. En el centro de la plaza se puede ver la estatua ecuestre de D. José I, erigida en 1775 por Machado de Castro, el principal escultor portugués del siglo XVIII. En el lado norte de la plaza se encuentra el impresionante Arco Triunfal da Rua Augusta, que es la entrada a la Baixa.
Luego siguiendo por Baixa nos dirigimos hasta el ascensor do Castelo, unos ascensores gratuitos que te suben hasta cerca del castillo, el primero de ellos está en la Rua dos Fanqueiros esquina con Rua da Vitoria.
Antes de subir el segundo de los tramos, cruzamos por otro de los barrios típicos de Lisboa, el conocido como la Moraima, un barrio que fue marginal en su día y que poco a poco se va recuperando como zona turística de la ciudad, disputándose con Alfama el nacimiento del Fado.
Subimos el segundo de los tramos de ascensor que está en al final de Largo do Chao Loureiro, y subimos el tramo hasta la parte inferior de las murallas del Castillo para recorrer el barrio que lo rodea y acercarnos hasta el mirador de Santa Lucia uno de los más famosos en Lisboa.
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Callejeamos por lo más profundo del barrio Alfama mientras nuestra guía, española residente en Alfama desde hace varios años, una enamorada del barrio y su forma de vida, nos contaba historias del barrio y su peculiar forma de vida, condicionada por sus estrechas callejuelas llenas de escaleras.
Probamos la ginja un licor dulce, de unos 20 grados, elaborado a partir de cerezas de ginja (guindas), aguardiente, azúcar y canela, La manera tradicional de servirlo es frio en un chupito, aunque en algunos sitios lo sirven en vasitos hechos de chocolate que luego se pueden comer. Probamos el más típico de Alfama vendido en la misma casa donde desde hace más de 30 años lo elabora su dueña.
Continuamos nuestra visita por Alfama y sus típicas calles terminando el tour en las inmediaciones de la Catedral, nos despedimos de la guía y continuamos nuestras visitas.
Antes de entrar en la catedral visitamos la Iglesia de San Antonio de Padua que se encuentra frente a la catedral, está en obras y se accede por la cripta, pasando por un pequeño altar donde dicen se encontraba la casa donde nació el santo.
Iglesia de San Antonio de Padua La iglesia erigida en su honor fue destruida por el terremoto de 1755 y en la actualidad sólo la cripta corresponde a la iglesia original. Las obras de reconstrucción estuvieron a cargo de Mateus Vicente. Una parte de la obra se financió con dinero recaudado por los niños lisboetas que iban por las calles pidiendo “una moneda para San Antonio”. San Antonio es el santo protector de las familias y como tradición, las parejas de recién casados visitan la iglesia para pedirle que vele por su felicidad.
Entramos en la catedral, la entrada es libre, pero para acceder al claustro y el tesoro hay que pagar 2,5 €, el claustro no tiene prácticamente nada que ver pero el tesoro si es relevante, además subes hasta el coro lo que te ofrece buenas vistas del templo. La verdad que para ser la Catedral de Lisboa decepciona bastante, muchas de las iglesias y catedrales que hemos visitado en Portugal son mucho mas espectaculares que esta.
La Catedral de Lisboa o Catedral de Sé, de estilo románico, es una de las visitas obligadas en el barrio de Alfama. Se trata de uno de los pocos monumentos supervivientes a los sucesivos terremotos e incendios que han asolado la ciudad. Su construcción comenzó a mediados del siglo XII, cuando Alfonso Henríquez y el primer obispo de Lisboa, Gilbert de Hastings, decidieron levantarla sobre una antigua mezquita tras reconquistar la ciudad a los musulmanes durante la Segunda Cruzada.
En su origen, la Catedral de Lisboa era conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, y no fue hasta finales del siglo XIV cuando comenzó a ejercer como catedral. Por sus diferentes usos y fases arquitectónicas encontramos en ella un mosaico de estilos: aunque mantiene la esencia del románico en su estructura externa de dos torres y en el gran rosetón, el interior, más oscuro y austero, es claramente gótico. Alberga además un tesoro muy preciado: los restos de San Vicente, patrón de la ciudad, cuyo ataúd, según cuenta la leyenda, acompañaron dos cuervos en su traslado a la ciudad (de ahí la incorporación de los mismos al escudo de Lisboa).
De la catedral volvimos a bajar hasta la zona conocida como Baixa, cercana a la Plaza de Comercio la zona con más ambiente de la ciudad, aprovechamos para comprar unas «natas» y tuvimos la suerte de encontrarnos con una tuna universitaria, y luego en el rió una especie de bautizo donde los universitarios se metían en el río y se echaban agua unos a otros vestido con el típico traje universitario.
El tema universitario en Portugal desde luego da para hacer una entrada por si solo, y una vez terminado con el viaje publicaremos una con más información, os dejamos con el vídeo que grabamos de la tuna y el bautizo y nos despedimos de Lisboa, ya solo queda nuestra visita a Evora ya de regreso.
Segundo día en Lisboa, y el tiempo sigue sin ayudar, nos levantamos con previsiones no muy buenas, y la realidad era bastante peor, lluvia y niebla, así que adaptando lo que teníamos previsto decidimos empezar por uno de los lugares que no figura dentro de las visitas más turísticas de Lisboa, y sin embargo nos sorprendió muy agradablemente, el Palacio Nacional de Ajuda.
Este palacio se encuentra retirado del lo que es la zona más céntrica de Lisboa, está en la parte superior de la zona de Belem, y aunque no hay metro para ir, la red de autobuses de Lisboa es muy eficaz, muy extensa y se llega a todos los sitios con mayor comodidad que en otros transportes.
Así que desde la Plaza Marques de Pombal, a pocos metros de nuestro apartamento cogimos el autobús 738 y luego el 760 que te deja en la puerta del palacio. Para planificar los desplazamientos usamos google maps, llevamos un mapa diseñado (maps/tus sitios/mapas/My Mpas), con todos los lugares que planeamos visitar y en el momento de dirigirnos a uno de ellos solo es marcarlo como destino, escoger transporte público (en este caso), para el origen la ubicación actual, y te da la planificación del medio a utilizar, el tiempo aproximado, las paradas que tienes que hacer y los recorridos caminando. Super eficaz.
Llegamos hasta el palacio y de nuevo la niebla envolviéndolo, dándole un aspecto puramente fantasmal, se veía poca gente, lloviznaba así que sacamos la entrada para empezar la visita a ver si mientras mejoraba.
Horario: Lunes a Domingo de 10 a 18 h. Miércoles Cerrado, Entrada 5€ duración de la visita 1 h 45` aprox.
Palacio Nacional de Ajuda.- El Palacio de Ajuda se ubica en un espacio en el que anteriormente se encontraba emplazada una barraca de madera hecha construir por el rey José I de Portugal en el seno del vecindario de Ajuda de Lisboa. Fue mandada construir tras la destrucción del Palacio de Ribeira en el terremoto de 1755.
La débil estructura de madera de la barraca del rey José I quedó completamente destruida debido a un incendio en 1794, durante el reinado de la reina María I de Portugal. Es en este momento cuando la reina, y posteriormente el rey Juan VI, hijo de María, ordenaron la construcción de una residencia palatina en el centro de Lisboa. Para tal empresa se nombró al arquitecto Manuel Caetano de Sousa. Este planificó la construcción de un palacio enmarcado en el barroco-rococó más tardío.
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En 1802 el proyecto pasó a manos del arquitecto portugués José de Costa e Silva y del arquitecto italiano Francisco Javier Fabri, que variaron el proyecto hacia un estilo eminentemente neoclásico.
La huida de la Familia Real hacia Brasil en 1807 escapando de las tropas de Napoleón Bonaparte provocó un considerable atraso del proyecto.El retorno de la Familia Real hizo reemprender la construcción bajo la tutela de António Francisco Rosa, pero la falta de financiación que pronto apareció provocó la reducción del proyecto inicial.
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No fue hasta el reinado del rey Luis I de Portugal, hijo de la reina María II, que el Palacio de Ajuda se convirtió en centro de la vida privada de la familia real y de la corte portuguesa. Después de la muerte del rey Luis en 1889, se transformó en la residencia de la reina viuda María Pía.
Con la proclamación de la República Portuguesa en 1910, el Palacio de Ajuda se convirtió en un museo histórico que permanece abierto al público, y en el cual se puede observar el estilo de vida de la familia real portuguesa a finales del siglo XIX.
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Fue una de las mejores visitas de Lisboa, el estado de conservación de las estancias y del mobiliario es excelente, y su riqueza comparable si no superior a la del Palacio Real de Madrid, nos quedamos maravillados del Palacio y es desde luego una de las visitas que a nuestro parecer es indispensable en Lisboa, mucho más que otras de mayor renombre.
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El lugar tampoco está masificado lo que te permite visitarlo sin agobios, en cada estancia hay unas fichas en varios idiomas (no en español), que te explica cada sala su uso y las características del mobiliario, os dejo en enlace a la pagina oficial del palacio por si queréis más información
Y para colofón de la visita las imágenes del salón del trono, y del salón de banquetes, que hoy en día se sigue usando para recepciones especiales de altos mandatarios.
Cuando salimos algo había mejorado, pero no mucho, por lo menos se veía la fachada del palacio.
Así que volvimos al autobús para bajarnos en Cais do Sobre, estación de tren y marítima de Lisboa, ademas de metro, autobús y tranvías, un nudo de transportes, y fuimos caminando hacia la plaza de Comercio, pasando antes por la plaza del Municipio donde se ubica el ayuntamiento de Lisboa, con su suelo típico.
Llegamos hasta la amplia Plaza de Comercio, pero el tiempo no acompañaba.
Nos acercamos a visitar el Mercado da Ribeira, frente a la estación de Cais do Sobre, una parte sigue siendo mercado y otra es una especie de Food Court con muchos sitios para comer, la verdad que bastante lleno, pero eso si precios de turista nada populares.
Fuimos a comer y para eso nada mejor que salirse de la zona más turística, paseamos por la calles traseras de la Plaza Duque de Terceira, hasta que encontramos un restaurante más para portugueses, aunque también lógicamente había turistas, en un calle muy atípica con el suelo pintado de rosa. Se llama Rio Grande, y por 8,75 € por persona comimos un excelente menú compuesto de Sopa, plato principal a escoger carne o pescado, ese día un riquísimo arroz con mero, 1 bebida, postre casero y café.
Después de comer y como el día algo mejoraba, por lo menos no llovía, decidimos irnos hasta la zona de Belem para visitar el Monasterio de los Jerónimos, una de las visitas principales en Lisboa. Para desplazarnos hasta la zona de Belem donde está el Monasterio hay varias opciones, el turístico tranvía 28, el moderno tranvía 15 y el autobús, nosotros nos decidimos por lo practico y cogimos el autobús que nos dejo al lado del Monasterio.
Lo primero que visitamos es la iglesia que se ubica en la parte derecha de la fachada, y con el acceso libre, se entra por una puerta lateral, donde está también el acceso para la visita del Monasterio.
Una vez visitada la iglesia hay que ir a la entrada central donde están las taquillas para sacar las entradas para visitar el Monasterio, el cual es famoso por sus colas, se habla de colas de mas de una hora para conseguir la entrada, nosotros no veíamos mucha gente, eran las 4 de la tarde y a lo mejor eso influyó.
También nos habíamos informado que últimamente habían instalado unas maquinas para la venta automática de entradas, aunque no sabíamos como había afectado a las colas. Y parece ser que muy bien ya que no había cola ninguna, 8 o 10 personas esperando para la taquilla y al ponernos en la cola nos dijo un empleado que si queríamos sacarlas en las maquinas que estaban solas, incluso nos ayudó a sacarlas aunque es muy sencillo ya que el idioma se cambian a español y aceptan monedas billetes y tarjetas de crédito. Para acceder al interior no había cola ninguna.
Horario: Octubre Abril de 10.00 h. a 17.30 h. (última entrada 17.00 h.). Mayo a Septiembre de 10.00 h. a 18.30 h. (Última entrada a las 18.00 h). Cerrado los lunes, 1 de Enero, Domingo de Pascua, 1 de Mayo, 13 de Junio y 25 de Diciembre.
El Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém diseñado en estilo manuelino por el arquitecto Juan de Castillo, fue encargado por el rey Manuel I de Portugal para conmemorar el afortunado regreso de la India de Vasco de Gama. Se fundó en 1501 sobre el enclave de la Ermida do Restelo en lo que fue la playa de Restelo, ermita fundada por Enrique el Navegante, y en la cual, Vasco de Gama y sus hombres pasaron la noche en oración antes de partir hacia la India. Se financió gracias al 5% de los impuestos obtenidos de las especias orientales, a excepción de los de la pimienta, la canela y el clavo, cuyas rentas iban directamente a la Corona.
El estilo manuelino se caracteriza por la mezcla de motivos arquitectónicos y decorativos del gótico tardío y del renacimiento. Destacan los portales principal y lateral, el interior de la iglesia y el magnífico claustro. Las capillas de la iglesia fueron remodeladas en puro estilo renacentista en la segunda mitad del siglo XVI y contienen las arcas funerarias de Manuel I y su familia, además de otros reyes de Portugal.
En diciembre de 2007 se firmó en este monasterio el Tratado de Lisboa, un acuerdo de la Unión Europea que sustituye la Constitución Europea y reforma los tratados que estaban vigentes. Este monasterio, al igual que la cercana Torre de Belém y el Monumento a los Descubrimientos simboliza la Era de las exploraciones portuguesa y se cuenta entre las principales atracciones turísticas de Lisboa. Junto con la Torre de Belém, el monasterio de los Jerónimos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.
Cuenta con una fachada de más de 300 metros, así como de un largo y bello claustro. Además está también su impresionante iglesia, que es una parte importante de la visita.
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Terminada la visita al monasterio caminamos por los jardines hasta el monumento de los descubridores ya junto al río, teníamos pensado subir para admirar las vistas sobre el río, pero amenazaba lluvia por lo que nos conformamos con verlo exteriormente.
Monumento a los Descubrimientos Se construyó en 1960 para conmemorar los 500 años desde la muerte de Enrique el Navegante. Con sus impresionantes 52 metros de altura, en sus obras participaron el escultor Leopoldo de Almeida y el arquitecto José Ângelo Cottinelli Telmo, que dieron forma a este enorme monolito de piedra con forma de carabela, en el que aparecen 33 personalidades representativas de la Era de los Descubrimientos mirando al Tajo.
Observando el monumento en detalle, veremos a los lados el escudo de Portugal y presidiendo la entrada la espada de la Dinastía Avís, la de Manuel I, monarca mecenas de los viajes de exploración del siglo XVI que llevaron a los navegantes portugueses hasta lugares tan recónditos como la India o América.
Ya en el interior, en el sótano se encuentra una sala de exposiciones temporales. También puedes subir al ascensor que te transporta hasta el piso superior, donde puedes encontrar un mirador cuyas vistas merecen mucho la pena (es importante señalar que el último tramo hasta el mirador se hace por una escalera que hay que subir a pie). Desde esta terraza podremos contemplar, de frente, una panorámica preciosa del Monasterio de los Jerónimos al completo. Al otro lado del río, la estatua del Cristo Rey nos abre los brazos y el Puente del 25 de Abril se extiende hasta el otro lado del Tajo.
Caminando junto al río se llega hasta la Torre de Belem, otro de los lugares emblemáticos de Lisboa, esta vez no tuvimos que decidir si entrar o no porque ya no permitían el acceso por la hora, así que nos conformamos con verla por el exterior que de todas maneras cuentan que es lo más llamativo de esta Torre de defensa.
Torre de Belem A orillas del Tajo se erige la Torre de Belém de Lisboa, símbolo de la ciudad. Está declarada Patrimonio de la Humanidad y su ubicación sobre la antigua playa de Restelo, desde donde partían las carabelas en sus expediciones hacia otros continentes, no es casual.
La torre data del siglo XVI, Era de los Descubrimientos, cuando se construyó como fortaleza para proteger la entrada al puerto a través del Tajo (en el interior del baluarte aún podemos ver los cañones). Con el tiempo, su uso defensivo quedó relegado y se utilizó como centro recaudador de impuestos e incluso prisión.
Al igual que el Monasterio de los Jerónimos, sus obras comenzaron bajo el reinado de Manuel I, a cargo del arquitecto Francisco de Arruda, cuya experiencia en Marruecos se deja ver en la decoración de influencia árabe que podemos contemplar en los arcos, balcones y cúpulas de la torre.
En su estructura podemos observar dos elementos principales: la torre y el baluarte. La torre se reparte entre cinco pisos: en los tres primeros se sitúan la Sala del Gobernador, la Sala de los Reyes y la Sala de Audiencias; en el cuarto una capilla y en el quinto se encuentra la terraza de la torre. El acceso al monumento se realiza por el baluarte, a través de una pasarela. Su interior es muy austero; en él podemos destacar algunas esculturas de San Vicente (patrón de Lisboa).
Pero la principal belleza de la torre reside en su decoración exterior, esculpida en piedra, con galerías y torres de vigilancia, almenas en forma de escudos y elementos naturalistas alusivos a las nuevas colonias, como la gárgola del rinoceronte que, según se cuenta, pudo servir de inspiración a Durero en su obra.
Junto a la Torre de Belem se encuentra el monumento a los Combatientes de Ultramar, con una llama que arde y la vigilancia de soldados, dicen que es curioso el cambio de Guardia, pero ya era muy tarde, junto este se encuentra el Museo del Combatiente pero también estaba cerrado.
Queríamos habernos acercado hasta la famosa pastelería de Belem, donde dicen hacen las mejores «natas» de Portugal, pero está bastante retirada de la Torre, y cuando pasamos con el autobús había una extensa cola para entrar, por lo que nos conformamos con los que hemos ido probando a lo largo de nuestro road trip, ya que se encuentran en cualquier parte de Portugal al ser un dulce típico.
Os dejamos también el enlace a la web de la pastelería de Belem, y la historia del dulce, y con esto cerramos esta etapa en Lisboa.
Como consecuencia de la Revolución Liberal ocurrida en 1820, todos los conventos de Portugal se cerraron en 1834, expulsando a todos los trabajadores y el Clero. En una tentativa de supervivencia, alguien del Monasterio puso a la venta, en aquella pequeña tienda de comercio, unos pasteles llamados “Pastéis de Belém”.
En aquella época, la zona de Belém, quedaba lejos de la ciudad de Lisboa y el recorrido era asegurado por los barcos a vapor que llegaban a esa zona. Aún así, la importancia del Monasterio de los dos Jerónimos y de la Torre de Belém atraían a los visitantes, que en seguida se acostumbraban a saborear los deliciosos pasteles originarios del Monasterio.
En 1837 se dio inicio a la fabricación de los “Pastéis de Belém” en las instalaciones anexas a la refinería según la antigua “receta secreta” originaria del Monasterio. Desde entonces, esta receta es transmitida y conocida exclusivamente por los maestros pasteleros que los fabrican de modo artesanal en el “Taller del Secreto”. Esta receta se mantiene inalterable hasta hoy en día. De hecho, es por medio de una exigente elección de ingredientes que, la única y verdadera fábrica de los ¨Pastéis de Belém”, proporciona hoy el sabor de la antigua pastelería portuguesa.
Día de traslado desde Sintra a Lisboa, y como nos temíamos el día sale con una pertinaz lluvia, y una espesa niebla, cargamos el coche y nos dirigimos hacia la primera de las visitas que vamos hacer el Palacio Nacional de Mafra.
Esto significa dar una pequeña vuelta, pero creemos que vale la pena hacer uno cuantos kilómetros más y poder disfrutar de uno de los palacios más grandes de Portugal.
Salimos de la zona de Sintra y el tiempo no mejora, más bien empeora y la niebla se hace más densa, tanto que llegamos hasta el Palacio y prácticamente este ni se ve, aparcamos en el extenso aparcamiento de pago (zona azul, ticket por tiempo), que hay junto al palacio, y lloviendo entramos para empezar la visita, sin que se vea mucha gente, eso si eran las 9,45 h. y acababan de abrir.
Horario Palacio : Todos los días excepto 3ª ferias (Martes) de 09.30 a 17.30 (última entrada 16.45h). Basílica : Todos los días de 9:30 a 13.00h (última entrada 12.45) y de 14.00 a 17.30h días de cierre : Martes y los días 1 de enero, Domingo de Pascua, 1 de mayo, Jueves de la Ascensión / Espiga (Feriado Municipal) y 25 de Diciembre
La entrada al Palacio cuesta 6€ por persona, la entrada a la basílica es libre.
La visita la empiezas por el antiguo convento, donde visitas unas salas representativas ya que el edificio en inmenso y visitarlo entero te llevaría días.
El Palacio Nacional de Mafra se encuentra situado en la localidad de este mismo nombre, a unos 30 km de Lisboa, y es el monumento más importante del barroco portugués.
Fue erigido en el siglo XVIII por João V de Portugal, tras prometer a su mujer María Ana de Austria que construiría un monasterio si esta le daba descendientes. De hecho, como en su origen fue un convento franciscano, también es conocido como Real Convento de Mafra. No obstante, la llegada de oro tras la conquista de Brasil por parte de los lusos hizo que de este convento naciera un gran palacio real, obra del arquitecto Johann Friederich Ludwig.
Del Monasterio destaca el hospital en perfecto estado de conservación, la farmacia y la cocina.
Una vez visitado el convento inicias la visita de las salas del palacio propiamente dicho.
Ya en el XIX, el monasterio fue abandonado por los monjes franciscanos tras la disolución de las órdenes religiosas llevada a cabo por la reina María II. En cuanto al palacio, este quedaría deshabitado a principios del XX con la instauración de la República y tras partir hacia el exilio Manuel II, el último rey portugués (según cuenta la leyenda, a través de un túnel escondido que conectaba el palacio con la localidad de Ericeira).
Esta monumental edificación es considerada como la más importante de estilo barroco de Portugal. El palacio fue construido en piedra caliza proveniente de la región, y en sus más de 38.000m2, alberga más de 1.200 salas y más de 4.700 puertas y ventanas.
El palacio es impresionante con salas que son una maravilla como la sala de caza.
o la de la Reina
Este palacio, a pesar de no haber sido utilizado como palacio residencial, fue utilizado como palacio de fiestas y como local de descanso después de los días de caza. La población local, y la construcción de este palacio, sirvieron de inspiración a José Saramago para escribir “Memorial do Convento”, una de sus obras más conocidas.
Y como colofón a la visita la maravillosa biblioteca del siglo XVIII con de más de 40.000 ejemplares, a la que se puede visitar, pero para acceder a sus libros ha de hacerse con cita previa.
Continuamos la visita con la Basílica, esta unida al palacio dentro del mismo monumental edificio.
Sin embargo, los objetos más relevantes de este palacio se encuentran en la basílica, donde también encontrará dos carillones con 92 campanas y seis órganos.
Los domingos se hacen conciertos con los 6 órganos de la Basílica, que incluyen piezas creadas especialmente para el conjunto de órganos y que no se pueden tocar en otro lugar.
Nos despedimos de Mafra, y ponemos rumbo a Lisboa, nos ponemos en contacto con el teléfono del responsable de los apartamentos donde nos vamos alojar las siguientes 4 noches, y nos dice que cuando lleguemos a la puerta le llamemos, que no hace falta esperar a las 15 h. que es cuando está prevista la entrada.
Lo llamamos y nos facilita un código con el que accedemos al aparcamiento ya que el parquing subterráneo de la planta -1 es de un supermercado, y el resto hasta la -4 es de uso privado para los apartamentos. Con el mismo código entramos en el apartamento, y nos llevamos una grata sorpresa.
El apartamento es precioso, nuevo, en una zona tranquila de Lisboa a 20 minutos andando del centro, y a dos calles de una boca de metro, y el supermercado justo debajo, un lujo. Destacar la Tv integrada en el espejo del baño principal.
Una vez acomodados nos ponemos en materia y eso que el día no acompaña, sigue lloviendo aunque más levemente, nos acercamos al metro y lo primero hacernos con la tarjeta que sirve para los transportes públicos en Lisboa, la Viva Viagem.
Es una tarjeta inteligente que la compras en las maquinas a la entrada del vestíbulo en el metro, es muy sencillo la maquina se puede poner en español, se carga con la cantidad que se quiera y a medida que se van usando los transportes te va descontando el importe y informándote del saldo. El coste de la tarjeta es de 0,60 € que se suma a la recarga. Hay otros sistemas como el 24 horas que por 10 € tienes viajes sin limite.
Para entrar en el metro pasas la tarjeta por la la parte superior del lector la lee, y ya puedes pasar, al salir también debes pasarla por otro lector igual. cogemos el metro para ir al centro y aquí un truquito interesante, nuestra primer parada es la plaza Luis Camoes y para eso nos bajamos en la estación de Baixa Chiado que marca el limite entre la parte baja y la parte alta de Lisboa.
Para ahorrarnos las cuestas de subir a la parte alta despues de pasar los tornos vamos hacia el fondo de la estación indicada la salida de Plaza Camoes ahí sale una larga escalera que te deja en la misma plaza.
Plaza de Luis Camoes.Es un espacio de homenaje, aunque también de descanso y conexión. La Plaza Luís de Camões juega un rol fundamental en el trazado urbano de Lisboa porque une puntos turísticos clave como el Barrio Alto y el Baixo, es el límite exacto donde aparecen los comercios más importantes de la ciudad y el pasillo directo a la zona de los miradores, donde se destaca el de Santa Catarina.
En el centro de la plaza se alza un monumento en honor al poeta Luís de Camões, artista fundamental en la historia de la literatura portuguesa, su obra está a mitad de camino entre el clasicismo y el manierismo. Fue censurado, tuvo que exiliarse y murió en la pobreza en 1580. Siempre se lo representa con una espada y un atado de libros.
El día seguía sin acompañar, y la siguiente visita fue la Parroquia de los dos martires, junto a la plaza de Camoes.
La parroquia de Nuestra Señora de los Mártires fue creada inmediatamente después de la reconquista de Lisboa en 1147, que tiene su origen en una pequeña capilla construida para que fuese capaz albergar la imagen de la Virgen traída por los cruzados ingleses, conocida como Nuestra Señora de los Mártires en memoria de todos los soldados que murieron en combate en defensa de la fe cristiana. Según la tradición, D. Afonso Henriques solicitó la ayuda y la protección a la Virgen, y en ella se realizó el primer bautismo en la ciudad después de la Reconquista.
La ermita ya era una gran iglesia barroca en 1755, cuando fue completamente destruida durante el terremoto que afectó a Lisboa este año. La basílica actual fue diseñada por Reinaldo Manuel dos Santos, después de haber sido dedicada por las autoridades religiosas en marzo de 1784.
Nos acercamos a las ruinas del convento de Carmo, muy cercanas también.
El Convento do Carmo, cuyas ruinas abiertas al cielo son uno de los mejores ejemplos del carácter renovador de Lisboa, alberga en la actualidad un Museo Arqueológico pequeño pero imprescindible.
Sus altos arcos, que marcan la entrada al Chiado llaman la atención por sus dimensiones, y es que este era el templo gótico más importante de Lisboa hasta que el terremoto de 1755 lo tiró abajo. La iglesia había sido fundada por Nuno Alvares Pereira, un aristócrata que mandó construirla para retirarse a la vida espiritual y en honor a la victoria en la batalla de Aljubarrota. Las obras concluyeron a principios del siglo XV, por lo que el esqueleto que podemos ver hoy de esta antigua iglesia constituye una de las escasas muestras arquitectónicas del Medievo portugués.
Pasamos deprisa por la lluvia y tampoco entramos al museo que se encuentra junto a las ruinas, justo al lado se encuentra el mirador al lado del elevador de Santa Justa y desde que se accede al mismo.
Elevador de Santa Justa (conocido, en su origen, como Elevador do Carmo) conecta la Baixa con el barrio del Chiado y es una de las atracciones turísticas obligadas de Lisboa.
Se terminó de construir en 1902 y su diseño es obra del ingeniero Raoul Mesnier de Ponsard. De estilo neogótico, posee una estructura de hierro inspirada en las técnicas ya aplicadas en otras construcciones francesas de grandes dimensiones, como la Torre Eiffel. En su interior, dos ascensores revestidos de madera trasportan a los viajeros hasta una amplia terraza donde podremos obtener unas buenas vistas del río y de toda la Baixa, la Plaza de Rossio, la Plaza del Comercio y el Castillo de San Jorge.
Bajamos las calles hasta la parte de abajo del elevador ya que no había manera de disfrutar de ls vistas ya que la lluvia y la falta de visibilidad nos fastidio el mirador.
Y llegamos hasta otra de las plazas principales de Lisboa la plaza Rossio.
La Plaza de RossioSe ubica en la zona de la Baixa y es el centro neurálgico de la vida en el centro de la ciudad desde el siglo XIII, cuando los alrededores del castillo concentraban las actividades cotidianas y los habitantes de la ciudad se reunían en esta plaza que ha sido testigo de juicios, fiestas populares, desfiles, encuentros políticos y religiosos, ejecuciones de la Inquisición, que tenía su sede en esta misma plaza, y hasta de peleas de toros…
El concepto de “rossio” significa algo parecido a “espacio a común”, de ahí la denominación original de esta plaza. La Plaza de Rossio se llama, realmente, Praça de D. Pedro IV, en honor al primer emperador de Brasil y rey constitucional portugués, que además tiene en la plaza su propio monumento en forma de columna, acompañado de cuatro figuras femeninas que representan la Justicia, la Templanza, la Sabiduría y la Fuerza.
Junto a la plaza se encuentra una de las iglesias más visitadas de Lisboa, por unas características muy especiales que detallamos en la información extraída de Wikiedia.
La iglesia de Santo Domingo fue durante siglos la más grande de Lisboa y acogió todas las ceremonias religiosas importantes, como funerales, bautizos y coronaciones.
Fue fundada en el siglo XIII, aunque el rey Manuel I llevó a cabo una reforma íntegra del edificio. No obstante, las catástrofes naturales se cebaron con esta iglesia: tras el terremoto de 1755, la iglesia quedó prácticamente destruida debido al maremoto que se originó como consecuencia. Sin embargo, aunque la iglesia fue, en gran parte, reconstruida, a mediados del siglo XX un incendio devastaría de nuevo sus paredes, dejándola con un aspecto muy similar al que vemos hoy (hubo que rehabilitar techos y muros para poder acondicionarla al público).
El incendio alcanzó tales dimensiones que tardó en ser apagado más de 6 horas, y se llevó por delante la vida de dos bomberos. A pesar de ello, la iglesia tal como la vemos hoy posee una belleza rara, sobrecogedora: las imágenes medio fundidas y las paredes calcinadas crean un clima lúgubre, casi infernal, pero muy cautivador. Puedes sentarte en alguno de los bancos y quedarte contemplando este extraño lugar durante un buen rato.
La Inquisición en la Iglesia de Santo Domingo. Lamentablemente, el pasado oscuro de esta iglesia no está solo asociado a fenómenos naturales, sino también a la acción del ser humano: fue en ella donde la Inquisición celebraba sus actos públicos de fe, enunciaba sus condenas y enviaba a la hoguera instalada en el Terreiro do Paço a los infieles, que morían quemados vivos.
A la puerta de la iglesia un monolito recuerda los hechos que relatamos.
Aquí dimos terminado el día, le sacamos todo lo que pudimos con las circunstancias atmosféricas, y al final la verdad que acabamos muy contentos, regresamos también en metro y a disfrutar de las comodidades del apartamento.
Continuamos nuestro Road Trip en Sintra, ya en la parte final, y la zona más al sur que vamos a visitar junto con Lisboa. Llegamos a Sintra a media mañana y por suerte ya estaba el apartamento listo por lo que pudimos descargar el coche y distribuir los trastos.
Una vez ubicados y el coche aparcado (cosa nada fácil en Sintra), decidimos ir andando hasta el centro el cual se encontraba a 800 metros de nuestro alojamiento y según nos informó nuestra anfitriona aparcar en el centro es misión casi imposible.
También nos advirtió que el camino hacia centro era de bajada, pero que la vuelta sería de subida, y que andar por Sintra no es sencillo, toda la zona es un compendio de calles/carreteras muy estrechas, que carecen de aceras y que te vas jugando el tipo al ir andando porque los coches pasan a un palmo de ti.
Y no le faltaba nada de razón a pesar de estar cerca del centro la pendiente era de aupa, y lo de los coches a un palmo era pura realidad, y no solo coches, sino autocares, autobuses, furgonetas, una especie de tuktuk que van como locos de un lado a otro, en fin un desastre.
Así que si queréis alojaros en Sintra nuestro consejo es que lo hagáis en el mismo centro, aunque eso no será ni fácil ni barato, y seguro que los alojamientos serán de peor calidad. Una vez en el centro decidimos empezar por una de las visitas allí ubicadas el Palacio Nacional.
El Palacio Nacional de Sintra, de estilo gótico, está situado en el corazón de Sintra y fue la residencia real más habitada, estando en uso continuado desde el siglo XV hasta la caída de la monarquía en 1910. Este es el palacio en el que el Rey Alfonso VI (Década de 1650) estuvo encarcelado durante sus últimos años, ya que fue considerado por su hermano como demasiado inestable como para gobernar el país.
El exterior gótico minimalista está dominado por las dos gigantescas chimeneas que se elevan desde las cocinas, mientras que el interior incluye habitaciones decorativamente pintadas que reflejan la amplia historia del palacio. La más famosa de estas habitaciones es la habitación de la urraca, que tiene pinturas de urracas que representan los cotilleos y maquinaciones de las damas de compañía de la reina.
Aquí decidimos sacar la entrada combinada para 4 visitas, se escogen y de ello depende el precio ya que no todas valen igual, y sobre el total te hacen un 7%, las entradas al Palacio Nacional, el Palacio da Penha, el Castillo de los moros y el Palacio de Montserrate nos costó 38,70 € por persona, más 3 € de la audio guía para el Palacio Nacional.
La visita la hicimos tranquilamente y sin muchos agobios, no había casi nadie, una vez terminada decidimos comer por la zona en cualquiera de la multitud de restaurantes del centro, había mucha variedad en tipos y precios, más caros de lo habitual pero tampoco exagerado teniendo en cuenta la cantidad de turismo que tiene Sintra.
Continuamos con la visita a la Quinta da Regaleira, a la que nos encaminamos andando y nuevamente una hermosa pendiente y el trasiego de coches y la falta de espacio para ir andando.
La Quinta da Regaleira es una extravagante mansión gótica del siglo XIX que está rodeada por algunos de los jardines más elaborados de Sintra. Estos jardines son un placentero descubrimiento, ya que están llenos de fortificaciones decorativas, símbolos religiosos místicos y una serie de pasajes secretos y cuevas ocultas.
Carvalho Monteiro, o Monteiro el millonario nacido en Rio de Janeiro que hizo una gran fortuna con el comercio del café y de las piedras preciosas, ayudado por el arquitecto italiano Luigi Manini, construye en la quinta de cuatro hectáreas un palacio, lujosos jardines, lagos, grutas y edificios enigmáticos, lugares que esconden significados relacionados con la alquimia, la masonería, los templarios y la rosacruz. Modela la quinta con construcciones que evocan las arquitecturas románica, gótica, renacentista y manuelina.
La principal característica de los jardines es el pozo de iniciación, un pozo que se drenó, amplió y muy posiblemente fue utilizado para llevar a cabo ceremonias de cultos.
Una galería subterránea con una escalera en espiral, sustentada por columnas esculpidas, desciende hasta el fondo del pozo a través de nueve rellanos. Los nueve rellanos circulares del pozo, separados entre sí por quince peldaños, evocan referencias a La Divina Comedia de Dante.
En el fondo del pozo está, embutida en mármol, una rosa de los vientos sobre una cruz templaria, el emblema heráldico de Carvalho Monteiro y, simultáneamente, indicativo de la Orden Rosacruz.
El Pozo Iniciatico es una de las atracciones principales de los jardines tiene en realidad varias entradas y salidas aprovechando los desniveles del terreno, pero si quieres averiguarlo tendrás que bajar o buscar escondidas por los inmensos jardines los diferentes accesos.
La entrada a la Quinta costó 8€ por persona más 3 € de una audioguia que funcionó muy bien, no se puede sacar la entrada combinada con otros monumentos.
Acabamos la visita maravillados por el sitio los maravillosos jardines y las espectaculares construcciones que te vas encontrando en un recorrido que tranquilamente inviertes casi 3 horas si quieres verlo a fondo como hicimos nosotros.
Luego continuamos dando un paseo por el centro de la localidad y tomarnos algo en una de las terrazas que abundan por la zona, eso si, no tranquilamente por que el gentío era considerable.
Nos levantamos al día siguiente con la idea de hacer las 3 visitas que nos quedaban de los monumentos, nos habían recomendando utilizar el transporte publico por el tema de aparcar en los lugares de interés, y a pesar de que nos pareció un robo que te cobren 3,90 € por subir al palacio, y otro tanto por bajar, pero intentamos cogerlo y quedó en eso un intento, después de esperar 20 minutos al autobús que tenía parada en la misma puerta del apartamento, el que pasa nos dice que no para , que va lleno.
Así que cogimos el coche y nos fuimos por nuestra cuenta, y fue un acierto en las inmediaciones de la entrada al palacio hay bastante sitio para estacionar, pero hay que llegar temprano. El mejor sitio para aparcar si se va a visitar el Palacio de Penha y el Castillo de los Moros, es una vez pasado el acceso al Castillo enseguida se ve aparcamiento, ese es el mejor lugar, te ahorras la mayor parte de la subida y te quedan cerca los dos accesos.
El Palacio da Pena El exquisito Palacio da Pena está considerado una de las mejores atracciones turísticas de Portugal, y será el punto principal de cualquier visita a Sintra. El palacio pintado de vivos colores fue encargado en 1842 por el Rey Fernando II, mecenas de las artes, la música y la literatura. El rey deseaba que el palacio imitase el aspecto de una ópera, y de esta idea surgió el Palacio da Pena.
El Palacio da Pena es una deliciosa amalgama de diferentes estilos e influencias de diseño, de norteafricanos a góticos medievales. El interior es igualmente interesante, ya que ha sido restaurado hasta adquirir el mismo aspecto que tenía en 1910, cuando la Reina Amelia pasó en él su última noche en Portugal, antes de exiliarse a Brasil debido a la revolución. Los bosques que rodean el palacio prolongan los ideales románticos con sus senderos ocultos, adornados detalles y estupendos miradores.
Cuando llegamos al acceso ya había cola para sacar entradas, menos mal que ya llevábamos las combinadas y nos la ahorramos, lo primero era hacer la visita del palacio y dejar para después los jardines, y para eso una potente subida de casi un kilómetro, si te la quieres ahorrar, hay un micro bus que te sube, pero la entrada la tienes que sacar en la taquilla y cuesta 3 euros, también tenía una potente cola.
Subimos andando y cuando llegamos al acceso ya había cola para acceder al interior del palacio, y la visita aunque con un interior espectacular la catalogamos como mala, llegando a desastre, una aglomeración constante durante todo el recorrido que te impide disfrutar de lo que ves, y hacer una fotos medio decentes ya que es todo colas y empujones, era lunes y del mes de mayo en época alta imaginaros.
Y cuando salimos la cola ya era kilométrica, tranquilamente hora y media para acceder al palacio, desde luego en organización un 0 patatero, están más preocupados de cobrar los 15 € de la entrada que de ofrecer la visita de calidad que merece el sitio, podían hacer como en la Alhambra de Granada, que puedes acceder al recinto pero para los palacios Nazaries te marcan una hora de entrada y así se evitan aglomeraciones.
Salimos del palacio y nos perdimos por los inmensos jardines que desde luego merecen un tiempo, sobre todo porque son mucho más tranquilos que el palacio.
Fuimos bajando hasta la zona de los lagos donde hay una salida que deja un poco más abajo de la entrada al castillo.
Entramos en el recinto del Castillo y también había una hermosa cola para comprar las entradas, y una cosa curiosa es que el acceso al castillo está 400 metros mas adelante, y justo en la entrada hay otra taquilla, esta sin cola ninguna.
El Castelo dos Mouros fue construido por los árabes en el siglo IX como observatorio fortificado, con vistas sobre el mar y toda la región. Tras la invasión de la región central de Portugal por los Cruzados Cristianos en el siglo XII, la importancia de este mirador disminuyó, y el castillo empezó a mostrar las señales de la falta de mantenimiento, a las que vinieron a sumarse los daños provocados por los diversos incendios (por culpa de rayos) y terremotos que se produjeron en los siglos XVII y XVIII. El largamente olvidado castillo fue restaurado en el siglo XIX para convertirse en la atracción principal de los terrenos del Palacio da Pena.
Lo más visitable del castillos son las almenas que se conservan (aunque restauradas), en bastante buen estado, y las maravillosas vistas que tiene sobre Sintra y el Palacio de Penha.
Eso si hace falta buenas piernas para después de la subida del Palacio hacerte las almenas que son todo menos cómodas, también decir que en el castillo no hay las aglomeraciones del Palacio.
Como no teníamos bastantes cuestas en las piernas decidimos hacer ese mismo día la visita que nos quedaba en Sintra, al palacio de Montserrate, ya que al día siguiente la previsión era de lluvia, y los jardines son tan importantes como los palacios y hacerlos con lluvia desluce bastante.
El Palacio de Monserrate es un sugestivo palacete romántico mandado construir como quinta de veraneo familiar por Francis Cook, I vizconde de Monserrate, un ciudadano inglés que hizo su fortuna en la industria textil. La obra fue dirigida por el arquitecto James Knowles en 1858 sobre las ruinas de una mansión neo-gótica anterior construida por el comerciante inglés Gerard de Visme. Uno de los célebres visitantes del palacete original fue el poeta Lord Byron en 1809 quien describe su belleza en Las peregrinaciones de Childe Harold.
Fue clasificado Inmueble de Interés Público en 1978 por el estado portugués y Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995 como parte del conjunto de la Sierra de Sintra. El Palacio combina influencias góticas, indias y mudéjares, incorporando motivos exóticos y vegetales que se extienden de forma armónica hacia el exterior.
Especies botánicas de todo el mundo componen los diversos jardines históricos, distribuidos por áreas geográficas. La pendiente cubierta de césped frente al Palacio invita al descanso, sobre todo tras la visita a unos de los más ricos e interesantes jardines botánicos portugueses.
El mejor transporte para el palacio desde luego es el coche, en la puerta hay aparcamiento, y a no ser días de mucha afluencia no debe de haber problemas, al estar más alejado del Sintra es menos visitado.
Aunque hay que decir que conducir por Sintra tampoco es la mejor experiencia, las carreteras son super estrechas, y unas veces son de una sola dirección y otras de doble sentido y la anchura cambia poco, ademas el navegador muchas veces te equivoca metiéndote por caminos bastantes complicados o se empeña en llevarte por el centro cuando está prohibida la circulación a vehículos particulares.
Los jardines del palacio desde luego merecen disfrutarlos un buen rato ya que están bastantes cuidados dentro de ser jardines selváticos con raras especies que viven gracias al clima único de Sintra.
Así llegamos al ultimo día en Sintra que habíamos reservado para los puntos cercanos de interés y la previsión meteorológica no falló, salio lloviendo y con niebla, seguimos el guión previsto y nos dirigimos hacia Azenhas de Mar, una pequeña localidad costera que tiene un mirador hacía el casco antiguo precioso. y desde luego no nos defraudó a pesar del mal tiempo.
Luego paramos en la cercana playa Grande, donde los surferos ya empezaban a disfrutar de las olas, no muy grandes pero lo suficiente para este deporte.
Luego ya envueltos en una espesa niebla subimos hasta cabo Roca, punto más turístico y por lo tanto lleno de turistas, a pesar del día con una niebla que apenas dejaba ver nada.
El Cabo da Roca es un cabo salvaje y escarpado que marca el punto más occidental de la Europa continental. Los acantilados barridos por el viento de Cabo de Roca fueron considerados el final del mundo hasta finales del siglo XIV, y su encanto se ve intensificado por el desolado y espectacular paisaje. Las olas rugientes del Océano Atlántico azotan la base de los gigantescos y accidentados acantilados, y a lo largo de las rutas costeras pueden encontrarse desafiantes senderos de escalada.
De cabo Roca nos dirigimos a Cascais, con la primera parada en la Boca del infierno ya dentro del casco urbano, con buena zona de aparcamiento, eso si de pago, frente a la entrada que te permite ver la zona, en días de oleaje debe de ser un sitio excepcional para disfrutar de la bravura del océano Atlántico.
Boca do Inferno, unos pequeños acantilados y formaciones rocosas, con entrantes y salientes que permiten la entrada del agua a pequeños huecos formados en la zona de rocas. El nombre le viene del sonido que produce el mar golpeando con ellas. Es un destino turístico típico, como podremos intuir al pasar por los vecinos puestos de venta de recuerdos. Se puede ir andando perfectamente desde el centro de Cascais.
Ya con la lluvia haciendo acto de presencia aparcamos junto al puerto de Cascais en zona azul claro, para pasear por su centro, muy comercial y cuidado, con tiendas y restaurantes, la lluvia desde luego deslucía el lugar que merece dedicarle bastante más tiempo.
Visitamos también la ciudadela de Cascais, en cuyo interior se ubica un centro de Arte con diferentes salas de exposiciones, aunque no se veían abiertas en ese momento.
Luego nos perdimos por las calles del casco antiguo, que bordea el mar con diferentes accesos a preciosas y vacías playas, claro que no dejaba de llover y así poca gente va a la playa.
Después de pasear y viendo que el día no solo no aclaraba sino que más bien cada vez estaba peor, comimos en una cafetería junto a la estación donde un plato combinado, bebida, café y un par de «natas» nos costó 17 €, muy bien si valoramos los precios que se veían en las terrazas.
Nos despedimos de Cascais con pena de no haberlo disfrutado más pero la lluvia arreciaba y no se estaba a gusto para nada. Cogimos el coche y nos acercamos a la vecina Estoril, aparcamos nuevamente en zona azul junto al famoso Casino de Estoril, y dimos una vuelta por los jardines, pero la lluvia de nuevo nos hizo la visita más corta de lo queríamos.
Casino de Estoril Fue construido en la segunda década del siglo XX y se convirtió en uno de los mayores casinos de Europa por tamaño. A su alrededor se construyó una leyenda de espionaje, conspiraciones e intrigas políticas durante la II Guerra Mundial, ya que dado el estatus neutral de Portugal en la contienda, allí se reunían espías, reyes y políticos exiliados de sus respectivos países. Se dice que en él se inspiró Ian Flemming -creador del personaje de James Bond- para escribir su novela Casino Royale.
Aquí dimos por terminada nuestra estancia en Sintra, al día siguiente salíamos para Lisboa, con parada en Mafra, para ver su magnifico palacio.
Dejamos Aveiro rumbo al sur, para dedicarnos al centro de Portugal, para estas visitas nos alojamos en Nazare, aunque esta será solo una de las visitas que vamos a realizar en la zona y no la más importante.
La primera de las paradas que hacemos es en el Santuario de Fatima, llegamos usando las cómodas pero caras autopistas portuguesas, aparcamos el coche en uno de los inmensos aparcamientos semi vacíos al no ser un día de especial significación en la vida del Santuario.
Nada más cruzar una pequeña puerta te envuelve la inmensidad de la explanada alrededor de la cual se ubican las diferentes partes del Santuario, imaginando cuando se llena de creyentes en los días de celebración de las apariciones.
SANTUARIO DE FATIMA
La Capilla de las Apariciones es el «corazón» del Santuario de Fátima. El lugar donde se encuentra la Capelinha fue donde Nuestra Señora habló a los pastorcitos. De las seis apariciones de la Virgen María, cinco sucedieron en este lugar -mayo, junio, julio, septiembre y octubre- donde, por indicación de la Señora, se construiría una capilla en su honor. Levantada entre el 28 de abril y el 15 de junio de 1919, fue posteriormente bendecida, celebrándose allí misa por primera vez el 13 de octubre de 1921. Dinamitada en la madrugada del 6 de marzo de 1922, fue restaurada y reinaugurada el 13 de enero de 1923.
Aunque sujeta a ligeras alteraciones, la Capilla de las Apariciones mantiene los trazos originales y característicos de una ermita popular. El porche actual fue inaugurado en el momento de la primera visita de Juan Pablo II al Santuario de Fátima, los días 12 y 13 de mayo de 1982. En 1988, Año Mariano, el techo fue forrado con madera de pino, proveniente del norte de Siberia, madera que fue escogida por sus características de ligereza y durabilidad.
El pedestal donde se encuentra la Imagen de Nuestra Señora marca el sitio donde estaba la pequeña encina sobre la cual la Señora del Rosario apareció.
La Basílica de Nuestra Señora del Rosario, comenzó a ser construida en 1928, en estilo Neobarroco, según un proyecto del arquitecto holandés G. Van Kriecken, consagrándose el 7 de octubre de 1953. En 1954 le fue concedido el título de Basílica Menor, por el Papa Pio XII. La torre tiene 65 m de altura, estando rematada por una corona de bronce de 7000 kg, encimada por una cruz, iluminada durante la noche. El 13 de mayo de 1958, fue inaugurada una gran estatua del Inmaculado Corazón de María. En junio de 1959 fue colocada en el nicho de la fachada de la Basílica.
El ábside la capilla mayor se encuentra presidido por un relieve en piedra que representa a la Santísima Trinidad coronando a María, de Maximiano Alves. A la entrada de la Basílica se encuentran estatuas de los grandes apóstoles del Rosario y de la devoción al Inmaculado Corazón de María. En el lado derecho, se encuentra la imagen de San Juan Eudes, fundador de la Congregación de Jesús y María (Eudistas) y de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio (también de autoría de Martinho de Brito). En el lado izquierdo, una estatua de san Esteban, primer rey de Hungría, de António do Amaral de Paiva.
Las tumbas de los videntes, los hermanos Francisco y Jacinta Marto, se encuentran respectivamente en el extremo derecho e izquierdo del transepto. La tumba de Sor Lucía se encuentra también en la Basílica del Rosario, al lado de la tumba de Jacinta.
Iglesia de la Santísima Trinidad Al final de la explanada se encuentra la Iglesia de la Santísima Trinidad con 9.000 asientos, obra del arquitecto Alexandros Tombazis. Se inauguró el 13 de octubre de 2007 y está consagrada con el título de Basílica menor.
Os seguimos aportando datos sobre las apariciones de Fátima y la historia del Santuario acompañando las imágenes que tomamos de uno de los Santuarios cristianos más grandes del mundo.
La estatua del Sagrado Corazón de Jesús aparece en el centro del recinto de oración. Es de bronce dorado y fue ofrecida por un peregrino anónimo y bendecida por el Nuncio Apostólico, monseñor Beda Cardinale, el 13 de mayo de 1932. Su localización simboliza la centralidad de Jesús en el mensaje de Fátima. En la base del monumento se encuentra una fuente.
–La Cruz Alta de Fátima, de casi treinta metros de altura.
–Las columnatas, que unen la Basílica de Nuestra Señora del Rosario con los edificios adyacentes. Sobre estas 200 columnas podréis ver imágenes de varios santos portugueses y 14 altares intercalados.
Visitamos también una excelente exposición sobre la historia y construcción del Santuario, con elementos del santuario y una exposición de fotografías de los diferentes años desde las apariciones hasta como se encuentra en la actualidad.
El Santuario está abierto las 24 horas del día, y se van sucediendo misas en las capillas, la Basílica, la Basílica menor y las más multitudinarias en la Capilla de las Apariciones.
En la visita dedicamos casi dos horas, y una vez terminada nos dirigimos hasta el Monasterio de Batalha, está muy cerca de del santuario y se tarda sobre media hora, hay aparcamiento gratuito en las inmediaciones del monasterio.
El Monasterio de Santa Maria da Vitória, más conocido como Monasterio de Batalha, es una majestuosa obra, clasificada Patrimonio Mundial Por la Unesco, de estilos manuelino y gótico, que fue realizado en el siglo XIV para cumplir el voto de D. João I que había hecho a la Virgen si por vencer los castellanos en la batalla de Aljubarrotaen 1385.
Precio: Entrada Individual: 6 €. Entrada conjunta para varios monumentos (Alcobaça, Batalha, Convento de Cristo): 15 €. La entrada es gratuita todos los domingos y días festivos hasta las 14h00. Horario: De abril a septiembre de 9H00 a 18H00. De octubre a marzo de 9H00 a 17H00.
No había mucha afluencia de personas y la visita la pudimos hacer con mucha tranquilidad, a pesar de que el lugar es imponente y muy recomendable de visitar.
Exterior: El exterior de este impresionante edificio es de color ocre y presenta numerosos pináculos, arbotantes, parapetos y balaustradas, así como ventanas talladas de estilo gótico y flamígero; capillas octogonales y columnas. El pórtico occidental está dotado de arcos superpuestos que envuelven a ángeles, apóstoles, profetas, santos y a Cristo.
En dicha batalla, 6.500 portugueses, bajo el mando de Nuno Álvares Pereira y apoyados por varios cientos de soldados ingleses, repelieron a un ejército de 30.000 liderados por Juan I de Castilla, quien reclamaba para sí el torno de João D’Avis. Por ello, y porque dicho general desempeñó un importante vital durante la crisis portuguesa de 1383-85, donde Portugal se jugó su independencia contra Castilla, hoy puede verse una honorífica estatua ecuestre frente al monasterio.
João le pidió ayuda a la Virgen María, y prometió construir este monasterio a cambio de la victoria. Tres años más tarde, cumplió su promesa, y comenzó las obras de esta monumental abadía.
Interior: El interior cuenta con un estilo gótico abovedado sencillo y de grandes dimensiones, y se encuentra iluminado por las coloridas vidrieras. En el centro se encuentra la tumba de D. João I y su esposa inglesa Philippa Lancaster, cuyo matrimonio supuso en 1387 una fuerte alianza entre Portugal e Inglaterra, con dos esculturas de los dos monarcas dándose la mano. Las tumbas de sus cuatro hijos cubren la pared sur de la capilla.
Claustro Real: Fue construido por Alfonso Domingues en un estilo gótico sobrio, pero cuenta con añadidos manuelinos de Diogo de Boitaca. Cada uno de sus arcos es un ovillo de elaboradas tallas de símbolos manuelinos. Los tres hermosos cipreses del patio central reproducen la forma de las torres góticas de la Sala do Capítulo.
Claustro de Dom Afonso V: Este claustro es de un estilo gótico algo más sobrio, y fue diseñado por el maestro Fernão de Évora.
Sala do Capítulo: Se encuentra ubicada al este de la Claustro Real. Es del siglo XV y contiene una bonita y colorida vidriera del siglo XVI. La enorme bóveda suspendida de 19 m2 se consideraba tan peligrosa que para su construcción sólo se emplearon prisioneros condenados a muerte. Esta sala da cobijo a las tumbas de los soldados desconocidos, que son custodiadas por un guardia de honor permanentemente.
El Museo de las ofrendas al Soldado Desconocido se encuentra albergado en el antiguo refectorio y la cocina del Monasterio de Batalha, en la localidad de Batalha, Portugal. Este museo exhibe objetos interesantes ofrecidos al Soldado Desconocido, así como trofeos de la 1º Guerra Mundial y condecoraciones militares.
Capillas Imperfectas (Capelas Imperfeitas): Estas capillas inacabadas, sin tejado, so uno de los aspectos más sorprendentes y seductores de Batalha. El acceso sólo se puede realizar desde el exterior del monasterio. El mausoleo es octogonal y cuenta con siete capillas que fueron encargadas por Dom Duarte, hijo de D. João I, en 1437.
En la visita invertimos hora y media y una vez terminada aprovechamos para comer en las inmediaciones, hay varios sitios alrededor del monasterio que se pueden comer menús por 8-9 euros incluyendo café y una bebida.
Ya nos dirigimos hasta Nazare, donde teníamos el alojamiento, descargamos el coche y nos marchamos hasta el Faro de Nazare, desde donde se tienen muy buenas vistas sobre Playa Norte la famosa playa de olas gigantes.
Se puede llegar en coche hasta el mismo faro, y aunque hay una señal de prohibido especifica que es solo los meses de Julio y Agosto, sigues la carretera hasta el mismo faro donde hay aparcamiento.
Acceder al interior del faro cuesta 1 €, hay una exposición de tablas de surf, y una explicación por que se producen las olas gigantes, que se trata de un cañón submarino que desemboca frente a Nazaré, hay incluso una maqueta bastante demostrativa.
No era un día de mucho oleaje, pero había mucha diferencia entre las olas de Playa Norte, y la de Nazaré, mucho mas tranquila esta.
Dejamos el Faro y nos acercamos hasta el Mirador Do Suberco, ya en el casco urbano, aquí se aprecia el faro de fondo, y la playa de Nazaré prácticamente a tus pies, pudimos disfrutar de un precioso atardecer.
Continuamos el día siguiente con la visitas próximas a Nazaré, y lo primero fue el Monasterio de Alcobaça al que apenas se tarda media hora, así que pudimos llegar pronto desayunar en una de las cafeterías que hay frente al monasterio y empezar la visita.
Precio de la entrada: Entrada Individual: 6 €. Entrada conjunta Ruta del Patrimonio:(Alcobaça, Batalha, Convento de Cristo): 15 € La entrada es gratuita durante todos los domingos y los días festivos hasta las 14h00. Horario: De octubre a marzo de 9h00 a 17h00. – De abril a septiembre de 9h00 a 19h00. –
El Monasterio de Santa Maria de Alcobaça es para muchos el principal motivo de visita de la localidad de Alcobaça, Portugal. Algo que está avalado por la UNESCO al estar clasificado como Patrimonio Mundial.
Iglesia: Constituye el primer ejemplar gótico portugués. Casi toda su fachada fue modificada en los siglos XVII y XVIII, salvo el pórtico principal y el rosetón, que conservaron su diseño original. Destaca por sus grandes dimensiones (106m x 23m) y su notable elegancia, con grandes pilares y columnas truncadas. Su construcción se inspiró en la abadía cisterciense francesa de Clairvaux.
El altar mayor está rodeado por una amplia girola a la que dan dos hermosas puertas manuelinas del siglo XVI y nueve capillas adornadas con tallas de madera policromada de los siglos XVII y XVIII. En su crucero alberga las tumbas de Dom Pedro y Dona Inés siglo XIV. Dos monumentos de estilo gótico flamígero, esculpidos en piedra caliza blanda, que fueron diseñados en 1811 por los soldados franceses del general conde Drouet d’Erlon.
Tumba de Inés de Castro: Se haya en el brazo izquierdo del crucero, y se muestra sostenida por seis ángeles, la imagen yacente descansa sobre un sepulcro cuyas cuatro caras son coronadas por un friso con los escudos de Portugal y de la familia de los Castro. En los laterales se evocan escenas de la vida de Cristo; en la cabecera de la tumba se exhibe una crucifixión en la que destaca la Dolorosa al pie de la Cruz. La cara de los pies es adornada por un interesante Juicio Final, donde se muestra a la izquierda a los muertos levantando las losas de sus tumbas para asistir al juicio; a la derecha los condenados se precipitan en las fauces de un monstruo que simboliza el infierno.
Tumba de Dom Pedro: Se encuentra ubicada en el brazo derecho del crucero de la iglesia, bajo una estatua yacente. Dicha tumba describe en sus caras laterales la vida de San Bartolomé, santo protector del rey. La cabecera es ocupada por un bellísimo rosetón que representa la rueda de la fortuna; mientras que la cara opuesta está consagrada a los últimos instantes del soberano.
Claustro del Silencio: Este claustro, que seduce por la sencillez de sus líneas, fue edificado a principios del siglo XIV. Entre los contrafuertes, unas finas columnillas gemelas sostienen con elegancia los tres arcos coronados por un rosetón. La planta superior fue añadida en el siglo XVI por los célebres arquitectos Diogo y João del Castilho.
Sala dos Reis: Data del siglo XVII y está adornada con azulejos que relatan la fundación del monasterio y estatuas que representan a los reyes, realizadas por los propios monjes. También exhibe una hermosa Virgen gótica con el niño.
Cuenta la leyenda que el Infante Pedro de Portugal, heredero al trono, se enamoró de Dña. Inês de Castro, dama de compañía de su esposa. Cuando enviudó se casaron en secreto, pero su padre, el rey Alfonso IV, no estaba de acuerdo con este matrimonio. Por lo que decidió, en ausencia de D. Pedro, ordenar la ejecución de Inês. El Infante se enfadó bastante con su padre y empezó una guerra contra él. Al cabo de los años padre e hijo hicieron las paces, pero Pedro se vengó cuando murió su padre y fue coronado rey. Ordenó ejecutar a todos los que habían tenido algo que ver en el asesinato de Inês. Además, se dice que exhumó su cadáver, lo vistió con las mejores galas, lo sentó en el trono y toda la nobleza tuvo que rendirle homenaje como reina y besarle la mano.
Terminamos nuestra visita al monasterio y nos dirigimos a la península de Peniche un destino típico de playa, sobre todo para surferos.
Recorrimos la península dirección a Cabo Carvoeiro, haciendo paradas en los múltiples miradores que nos íbamos encontrando.
Después de visitar la zona del faro, nos dirigimos hasta el pueblo, y visitamos el fuerte, que en su día fue una prisión bajo la dictadura de Salazar, está en reconstrucción y poco se puede visitar salvo alguna vista sobre el litoral y el pueblo, la entrada es gratuita.
Peniche es un buen sitio para comer sobre todo pescado, y no perdimos la oportunidad de comernos una magnifica caldereta de pescado, con ensalada y bebida no llegó a los 15 € por persona, y aunque era para dos podían comer 4 personas.
Llenitos de pescado nos fuimos hasta Obidos, un pueblo muy pintoresco, encaramado en una colina y rodeado por una muralla del Siglo XIV, sin embargo nos defraudó bastante, primero por la cantidad de gente que había.
Parecía una romería cuesta arriba hasta llegar a la zona del castillo que es lo más reseñable. Al llegar el primer problema es aparcar el coche, todo son aparcamientos de pago y por tiempo a más de 1 € la hora, ademas se juntaban en los aparcamiento gran cantidad de autocares lo que dificulta bastante el aparcamiento.
Cuando Óbidos fue reconquistada a los árabes por el rey Alfonso Enríquez, en el año 1148, sufrió una gran reconstrucción. Sus murallas se fortalecieron, sus torres se reconstruyeron, y sus bonitas casas de color blanco fueron reparadas. La ciudad ya se presentaba atractiva cuando la visitó el rey D. Dinís acompañado por su joven esposa Isabel de Aragón. Tanto es así que en la ceremonia de compromiso celebrada entre ambos, la futura reina recibió la ciudad como regalo, creando así una tradición, en la que las reinas recibían la ciudad como regalo, que se perpetuó hasta el año 1833.
Paseamos por sus estrechas calles abarrotadas de turistas todos dirección al castillo, aunque intentamos salirnos del recorrido sólo un par de calles suben en dirección al castillo. Nos paramos a visitar unas de las iglesias que nos encontramos.
Cuando llegamos al acceso del Castillo nos encontramos una hermosisima cola para sacar la entrada para acceder, preguntamos (porque si no nadie te informa), que no se puede acceder ni al castillo ni las murallas ya que están en restauración, y que en el interior del recinto lo que hay es una exposición de chocolates.
Así que desistimos de entrar, subimos hasta un mirador que hay en la base de la torre del castillo con buenas vistas sobre el pueblo, y después bajamos en dirección al aparcamiento perdiéndonos (lo poco que se puede en un sitio atestado de gente) por los callejones.
Ya lo único que quedaba era regresar hasta Nazaré a descansar para el itinerario del día siguiente que nos llevará hasta Sintra, otra de las perlas del viaje.
Nos trasladamos desde Oporto hasta Aveiro, menos de una hora de camino, como salimos pronto en vez ir directamente hasta Aveiro ya que el apartamento no estaría listo hasta después de comer, nos dirigimos a conocer la Playa de Costa Nova.
Playa de Costa Nova.- Una barrera cromática entre la apaciguada ría y el furioso Atlántico. Así es Costa Nova, la playa más colorida de Portugal. Con una hermosa imagen de casas de cuento a rayas donde el blanco se mezcla con el amarillo, el rojo, el verde o el azul. Su playa hacia el mar son muy extensas especial si te gustan esas caminatas interminables por la arena, también destacar sus buenos precios en la gastronomía y buena atención.
Enseguida empezamos a ver las características casas pintadas a rayas blancas y diferentes colores, verde, azul, amarillo.
Paseamos por un precioso paseo que da a la aparte de la ria, ya que se trata de una lengua de tierra que por un lado da al mar, y por el otro a una especie de ria.
El primer lugar que fuimos a visitar es el mercado municipal de pescado y marisco, que como se puede ver es pequeñito pero bien servido.
Lo siguiente fue la extensa playa, de finísima arena la cual esta flanqueada por un sistema de dunas, en la que soplaba un fuerte viento que parece muy típico de la zona.
Junto a la playa se veía una iglesia muy marinera con su torre en forma de faro.
Volvimos al paseo para seguir viendo las casa a rayas de colores, se veían edificaciones más antiguas que serían las primeras que se hicieron con ese estilo, y en la actualidad la mayoría de las construcciones se siguen edificando con el mismo estilo como seña de identidad de la zona.
De Costa Nova nos acercamos a la cercana playa de Barra, con su característico faro.
Playa da Barra.-Excelente opción para ir a dar un paseo en una tarde soleada de invierno o para ir a tomar el sol en Verano. Su Faro que hace la playa más atractiva aparte de que tiene todos los servicios a la mano.
Aquí aprovechamos para comer en un restaurante junto al faro, un excelente menú, en el que ,como no ,había un plato de excelente bacalao, por el módico precio de 24 € 2 personas comimos entrante, plato principal, postre, café con agua y vino verde. Después nos dimos un paseo por la zona para tomarnos un café en una terraza junto a la playa eso si resguardada del viento que seguía soplando bien fuerte.
– Es un lugar tranquilo con una playa inmensa de arena blanca, un faro enorme y una entrada del Atlantico al Puerto de Aveiro espectacular, sobre todo al atardecer cuando regresan los barcos de pesca seguidos de una inmensa nube de gaviotas.
Allí con los niños jugando en la arena y como fondo el faro de Barra, dimos por concluida la visita a las playas cercanas de Aveiro.
Una vez en Aveiro nuestro apartamento ya estaba listo y tuvimos la agradable sorpresa de tener un enorme apartamento con dos plantas frente a uno de los canales de Aveiro, con una decoración que desde luego vale la pena hacerla figurar.
Por si alguien le interesa el apartamento se llama Saber Amar Charme, y está en las principales plataformas de alquiler de hoteles y apartamentos.
Esa noche salimos a dar una vuelta por Aveiro, sus calles empedradas sus tranquilas terrazas y como como no sus canales.
Esa noche tuvimos la suerte de encontrarnos una fiesta estudiantil, en Portugal los universitarios visten el traje típico de estudiante de forma habitual incluso para ir a clase, Aveiro como ciudad con universidad no iba a ser una excepción y nos sorprendió por el buen ambiente que se veía en la fiesta que suponemos sería celebrando el final del curso. Os dejamos un vídeo de la «procesión estudiantil».
El día siguiente lo dedicamos a conocer Aveiro, ya que es una ciudad que sin ser tan espectacular como las grandes conocidas de Portugal se merece conocerla un poquito más a fondo.
Como una de las cosas que más nos gusta visitar en las ciudades son los mercados, ya que se aprenden muchas cosas sobre el tipo de vida de cada sitio, comenzamos por el antiguo mercado municipal, hoy dedicado en exclusiva la pescado y marisco, y a un restaurante también especializado en pescado.
Pasemos por sus calles con el típico empedrado, visitamos la iglesia de la misericordia con un precioso interior y con la fachada con los azulejos azules que hemos visto en tantos lugares.
Continuamos por sus calles hasta la catedral de Aveiro, más grande por fuera pero bastante menos espectacular por dentro.
Catedral de Aveiro.-El 13 de octubre de 1835 se constituirían dos parroquias en la ciudad de Aveiro (Nuestra Señora de la Gloria y Nuestra Señora de la Presentación-Vera Cruz). Al sur del canal central de la ría se crea la Parroquia de Nuestra Señora de la Gloria, con la Matriz a quedar instalada en la Iglesia del Convento dominicano de Nuestra Señora de la Misericordia de Aveiro. La nueva parroquia anexó las extintas parroquias de San Miguel y del Espíritu Santo, así como las Iglesias Parroquiales y Capillas a estas ligadas. Tiene desde la restauración en 1938 el título de Sé de la Diócesis de Aveiro.
Otro punto que nos resultó interesante fue el Parque de San Antonio, muy cuidado y con un hermoso lago y espacios de paseo.
Luego nos centramos en sus canales y los edificios que los bordean sobre el todo el central, con el ir y venir de las barcas o Moliceiros como se llaman en Aveiro.
Sus tres canales dividen a la ciudad en dos partes. La parte norte del canal principal lleva a las viejas casas de los pescadores de antaño y hacia el sur se pueden encontrar los históricos edificios de la ciudad.
Los canales fueron usados hasta hace poco para transportar sal y algas comestibles en los “Moliceiros”, una especie de Góndola local que ahora es usada para paseos turísticos. Puede que no sean patrimonio de la humanidad, como los de Ámsterdam, pero eso no les quita su belleza. Lo mejor es que al igual que la capital holandesa, la ciudad es completamente plana, ideal para caminarla o para rodar en bicicletas.
Os dejamos un Time Laps grabado en los canales de Aveiro, y con esto nos despedimos hasta la siguiente etapa en la que desde Nazaré visitaremos Santuarios y Monasterios impresionantes, ademas de paisajes marineros espectaculares.
Ultimo día de visitas en Oporto, y nos quedan bastantes cosas que ver, y vamos a empezar bajando hacia la parte baja de la ciudad, cerca de la ribera del Duero, y para eso vamos a usar el camino que hay más cómodo para bajar paseando, la calle Flores.
Esta calle peatonal empieza frente a la estación de Sao Bento, dejando a la izquierda el edificio de fachada estrecha que se ve en la imagen, es una calle eminentemente comercial, sin mucho desnivel que te lleva muy cerca de la ribera del río.
Se pueden ver tanto edificios monumentales, como gente curiosa como el que tocaba una especie de organillo acompañados de dos extraños pollos.
La calle Flores nos deja un poco más arriba de los jardines del Infante Don Henrique, donde se encuentra el Palacio de la Bolsa, edificio destinado en un principio a cámara de comercio, y en la actualidad a visitas y eventos.
Los jardines frente al palacio tienen en su centro el monumento al Infante D. Henrique, y la gente aprovecha su césped para descansar, sobre todos lo que tienen que afrontar la subida a la parte alta de la ciudad.
Entramos en el Palacio de la Bolsa, y las visitas son obligatoria mente guiadas, cuestan 10 €, y se puede escoger en diferentes idiomas, reservamos la visita en español, y como faltan aun 3 horas seguimos con las visitas en la cercana Iglesia de San Francisco, su parte trasera esta junto al Palacio de la Bolsa.
Para entrar en la iglesia hay que sacar entrada, cuesta 7,5 € y te permite visitar la capilla, la Cripta con su cementerio, la sala del tesoro y la iglesia.
La visita comienza por la Capilla, la cual es fastuosa sobre todo para ser una capilla.
Continuamos con la cámara del tesoro, como su nombre indicia se guardan piezas de gran valor pertenecientes a la iglesia y monasterio de San Francisco.
Luego bajamos a la Cripta donde están enterrados los monjes del convento, impresiona la cantidad de tumbas que se ven.
Y por ultimo visitamos la iglesia.
Iglesia y Convento de San Francisco:
Es la iglesia más famosa de Oporto. La iglesia de estilo gótico tiene una decoración barroca interior, aunque su exterior es de estilo gótico con un rosetón. Fue construido originalmente para su uso por la Orden Franciscana en 1223 pero la iglesia obtuvo su famosa decoración de interiores en renovaciones llevadas a cabo en los Siglos XVII y XVIII por Filipe da Silva y Antonio Gomes.
El interior está profusamente decorado con más de 350 kg. de oro que cubre madera intrincadamente tallada. La iglesia tiene un techo abovedado, arcos góticos de mármol, hermosas columnas gruesas de piedra y paredes decoradas con querubines, guirnaldas de rosas, imágenes de animales y vides. Hay una nave con tres pasillos con tres capillas, un crucero y un ábside en el extremo oriental.
Hay una estatua de granito policromado de San Francisco de Asís que data del siglo XIII. Debido a la abrumadora cantidad de oro en la iglesia ha sido apodada la «Iglesia del Oro.» Uno de los aspectos más destacados es una escultura del siglo XVIII que representa el árbol genealógico de Jesús – El Árbol de Jesse que remonta la ascendencia de Jesús a Jesse, padre de David Hay varios retablos barrocos.
Según nos contaron en el Free Tour esta iglesia cuando la invasión de las tropas napoleónicas, para salvar todo el oro que contiene cubrieron todos los retablos con yeso ocultando sus riquezas, los soldados franceses la ocuparon y por su poco interés la usaron como establo.
Una vez fuera de la iglesia bajamos ya hasta la cercana ribera, donde sale el tranvía de la línea 1, que te lleva hasta la desembocadura del Duero, valoramos hacer el crucero de los 6 puentes, que te lleva navegando por un tramo del Duero, pero lo desechamos ya que la parte más bonita es la central donde se ubica el Puente de D. Luis I, cuesta 15 € por persona y dura algo más de media hora.
El tranvía cuesta 3,5 €, y aquí no es valida la tarjeta Andante, había una cola importante para subirse, pero entramos todos en el primero que llegó, aunque de frecuencia la verdad que iba bastante bien.
No es que fuese muy cómodo, pero desde luego el recorrido todo junto al río es bastante entretenido, viendo otros puentes y edificios interesantes.
Una vez que llegamos a la zona de la desembocadura dimos un paseo por la zona, un barrio residencial muy tranquilo, incluso aprovechamos para comer ya que teníamos tiempo.
El regreso lo hicimos en el autobús 500, que hace prácticamente el mismo recorrido, se paga con la tarjeta andante, y lógicamente es mucho más rápido y cómodo, te deja a los pies de la Iglesia de S. Francisco que visitamos antes.
Ya era la hora de la visita al Palacio de la Bolsa, y entramos junto con un grupo de unas 20 personas, con la guía que iba dándonos las explicaciones sobre la construcción y el uso del edificio.
El Palacio de la Bolsa:Este monumento nacional es un edificio neoclásico que data de 1842 y fue diseñado por Joaquim da Costa Lima Junior. Es la sede de la Asociación Comercial de Oporto y un centro de conferencias culturales. El edificio se completó en 1910 y el interior fue diseñado por varios arquitectos y artistas conocidos.
Los visitantes pueden caminar a través de las habitaciones del palacio y ver la hermosa arquitectura y decoración, incluida la famosa Sala de Arabia. El Arabian Hall se inspiró en la Alhambra y la construcción comenzó en 1862. Se completó en 1880 con el estilo morisco renacentista. Tiene un piso de madera fina y columnas, techo y paredes intrincadamente decorados. Esta sala se usa para conciertos y ocasiones especiales. La Galería de Ex Presidentes muestra retratos de presidentes de la Asociación Comercial de Oporto. Hay una biblioteca con libros invaluables que no está abierta al público. El magnífico Salón de las Naciones es un patio con un techo abovedado de vidrio y metal diseñado por Tomas Soler; un piso de mosaico de cerámica y está rodeado por los escudos de los países con los que Portugal comerciaba en ese momento.
Destaca sobre todas las salas la conocida como árabe, inspirada en la Alhambra de Granada, y que hoy en día se utiliza para recepciones oficiales a jefes de estados o visitas muy relevantes.
Seguimos por la Ribera del Duero, viendo el gran ambiente que hay en la zona, siendo su zona central la Plaza da Ribeira.
Paseamos por toda la zona hasta llegar al Puente, desde donde cruzamos a Vilanova de Gaia, aquí se ubican las bodegas de vino de Oporto, hay muchas que se pueden visitar, y nosotros escogimos Sandeman, una de las de más solera.
La visita a las bodegas cuesta 13 €, ( hay otros precios si se desean catar más vinos y de más calidad), es una visita guiada en el idioma que se escoja, e incluye una cata de 2 vinos de la bodega, un blanco y un tinto.
Te enseñan las partes más representativas de las bodegas, y te explican el proceso del vino de Oporto y las diferentes variedades, incluyendo un documental en una pequeña sala de cine.
Acabas en una sala con la cata de los vinos, te explican como reconocer las diferentes variedades, y luego puedes comprar los productos de la bodega, la visita con cata incluida dura sobre 1 hora.
Hay otro camino para bajar y lógicamente también se puede usar para subir, dependiendo de las piernas de cada cual, hay un entramado de escaleras y callejones que ta bajan desde la parte alta hasta la Ribera, nosotros lo bajamos el día anterior, y también vale la pena hacerlo por las vistas que te ofrece del puente y sobre el río.
El camino que usamos nosotros sale de a misma explanada donde está la entrada principal de la catedral, junto al Palacio Episcopal, y tiene una hermosa fuente nada más empezar a bajar.
Luego te dejas caer callejeando y disfrutando de los callejones que te remontan a otras épocas.
Una vez en la ribera a disfrutar del bullicio de la zona, llena de restaurantes y terrazas donde comer o tomar algo.
En todo lo alto destaca el Palacio Episcopal, que si bien desde la plaza solo parece tener dos plantas desde la otra orilla se aprecian las 7 plantas de las que en realidad consta el edificio.
Pudimos disfrutar dos días de una de las estampas más famosas de Oporto, ver el atardecer cerca del río, la primera de ellas a pie de la ribera, desde la zona de Gaia, y dejo estampas para recordar.
Ese día para subir utilizamos una de las dos formulas que usamos, la mas habitual, el Funicular Dos Guinadais, que se coge frente al puente y cuesta 2,5 € por persona, una manera de ahorrarte le hermosa subida.
Funicular Dos Guindais.- La línea del funicular fue construida en 1891 y todavía es utilizada por los lugareños para moverse por la ciudad y por los turistas por las vistas brillantes. El funicular conecta el Batalha (terreno elevado) por Cais de Gaia con el área de Ribeira (muelle) en la base del Puente Dom Luis. El funicular es un sistema de vía única que recorre 281 metros y desciende 61 metros. Dos funiculares viajan a lo largo de la línea, transportando hasta 25 pasajeros y moviéndose a unos 5 metros por segundo.
Os dejamos un vídeo con imágenes de la subida.
Al día siguiente usamos otro método menos convencional y más barato que nos enteramos por casualidad, nada más cruzar el puente a la zona de Gaia, hay un parquing, se entra en él como si fueras cliente, y al fondo a la izquierda se encuentran los elevadores, se sube hasta la planta 8ª, y desde ahí se sube un piso más para dar a una pequeña cuesta que te deja en el parque Jardim do Morro, donde se concentra la gente para ver el atardecer por las buenas vistas que tiene sobre el Duero.
Detrás del parque está la parada de metro de Jardim de Morro con el cual ya te puedes desplazar a donde quieras, o cruzar el puente que te deja en la parte de arriba de la Catedral.
Bueno con este pequeño truco acabamos nuestra visita a Oporto, una ciudad que hemos descubierto como una joya en todos los aspectos, sus monumentos, sus jardines, su ambiente, su transporte y su río Duero.